La comercializadora de energía limpia Holaluz, fundada por Carlota Pi, cerró el ejercicio 2022 con unas pérdidas de 5,2 millones de euros, un 38,8% menos que en el año anterior. Además, elevó su margen bruto hasta los 83,2 millones de euros, 52 millones más que en 2021.
Unos números que se han nutrido en parte de la política de adquisiciones del grupo, pero también del aumento considerable del negocio orgánico. En 2022, la compañía sextuplicó los ingresos en instalaciones solares, ascendiendo hasta los 30,7 millones de euros, con 3.400 placas fotovoltaicas. En total, facturó 919,8 millones de euros, un 61% más, y el ebitda normalizado se cerró en 14,3 millones.
"Un año sensacional"
"Ha sido un año sensacional con un resultado sobresaliente en energía. El negocio solar se convertirá en 2024 en el principal factor de generación de ebitda", ha dicho la consejera delegada. Si bien es cierto que el alza de los precios de la electricidad han beneficiado al grupo.
Aunque en 2022 se integraron algunas carteras ajenas --entre ellas, los 6.500 clientes de OVO--, Pi ha descartado salir de compras a medio plazo. "El crecimiento solar continuará en el 2023 y la rentabilidad llegará en 2024", ha asegurado.
Puntos de carga
La compañía, que cuenta con 752 trabajadores, ha implementado también una estrategia de activos flexibles, basada en cargadores para vehículos eléctricos y baterías, que permiten maximizar el ahorro generado por las instalaciones fotovoltaicas.
Hasta la fecha, Holaluz ha instalado más de 1.000 puntos de carga y cuenta con un plan para la introducción de baterías en el corto plazo.