La guerra por el bar Pinotxo del mercado de La Boqueria de Barcelona está más viva que nunca. El bufete de abogados del difunto Juan Bayén, el que durante siete décadas fue la conocida sonrisa del establecimiento, ha publicado un comunicado en el que expresa las últimas voluntades del restaurador en lo relativo a su negocio, y en el que confirma las informaciones avanzada por Crónica Global sobre el conflicto por la sucesión.
Tal y como explicó este medio, el negocio había pasado a manos de los sobrinos de Bayén, pero el titular y su viuda no se sentían comodos con este relevo, por lo que decidieron venderlo al empresario Elharrar Mardochee. "Cuando, por fin, Pinotxo reunió el coraje necesario, pidió que se ejecutara lo que tenía decidido desde hacía años. Él consideraba que su sobrino y familia no eran los sucesores adecuados y decidió escuchar las ofertas que venía teniendo por el bar desde hacía años", subraya el bufete Enrique Moreno.
Discusiones entre lágrimas
El comunicado aporta más detalles sobre la bronca familiar que llevó a la venta del negocio, operación que los sobrinos intentaron bloquear. "Pinotxo se ponía en contacto con nosotros puntualmente para referirnos cuál era su situación en el bar, siempre entre lágrimas, y se quejaba amargamente del mal trato que recibía por parte de los familiares que estaban trabajando en su negocio", aseguran sus abogados.
"El temor a su sobrinos y familiares y la secreta esperanza de que algún día cambiarían su actitud para con él bloqueaba sus decisiones. Lo cierto es que Pinotxo no tenía documentación alguna de su sociedad. Salvo unos borradores, no sabía nada de la marcha cotidiana de la gestión del bar a nivel administrativo y económico, no veía un solo arqueo de caja, no sabía el destino que se le daba a lo recaudado y se le limitaba al cobro de la nómina", destaca el estudio jurídico.
Le ocultaban las cuentas
De hecho, Pinotxo "no tenía datos de las cuentas bancarias, ni sabía cuáles eran los saldos de las mismas, ni conocía los resultados de la sociedad, ni tenía constancia del cobro de beneficios". "Hay que añadir que algo similar ocurre con el patrimonio inmobiliario, que la familia le administra a través de una comunidad de bienes de la que no hay noticia de actas, presentación de cuentas, ni de reparto de rentabilidades", detalla el comunicado emitido por el bufete a instancias de Bayén --antes de su muerte-- y de su viuda tras el deceso.
"Juanito era todo miedo y angustia, y ni siquiera se atrevía a preguntar a sus sobrinos por la situación económica de la gestión de su negocio o del patrimonio inmobiliario, por miedo a su reacción. Hasta tal punto llegaba el alcance del secuestro emocional de Pinotxo", denuncian los letrados. La batalla legal por el negocio ha dejado al establecimiento, por ahora, sin nombre.
Bayén ha fallecido este martes a la edad de 89 años, justo cuando estaba a punto de presentarse el libro La Boqueria de Juanito (Genco), un homenaje que hace un repaso del mítico establecimiento y del querido personaje al frente del negocio. Personalidades como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o el consejero de Empresa y Trabajo, Roger Torrent, han lamentado su fallecimiento.