Cuidarnos y cuidar el planeta implica entender la urgente necesidad de “unirnos” para preservar nuestra salud y la de nuestra pequeña y contaminada nave espacial llamada Tierra, cada uno desde su lugar de acción. Todavía, con todos los avances tecnológicos –incluido el potente telescopio espacial James Webb– no hemos encontrado en otras galaxias un planeta tan increíble como el nuestro, capaz de generar y sostener la vida. Así que el plan B no debería ser la conquista del espacio para escapar, sino la protección y regeneración de nuestro planeta.

Es preciso recordar que la Tierra tiene 4.500 millones de años, que el primer homo habitó en África Oriental hace alrededor de unos 1,8 a 2,5 millones de años, y que el primer homo sapiens surgió hace tan solo 200.000 a 300.000 años. No creo que sea de sabios pensar que con nuestra breve existencia en la Tierra seamos capaces de destruirla. Yo creo que es más lógico temer que el planeta puede ser capaz de destruirnos y regenerarse. Es decir, acabar con todos nosotros, como si fuéramos un virus de reciente data, salvo que seamos capaces de evolucionar rápidamente hacia la sostenibilidad con grandes cambios de paradigmas.

Para cuidarnos y cuidar el planeta, tenemos que convertirnos en agentes de cambio y unirnos en torno a las siguientes acciones, que agrupo en el acrónimo IRECAN:

1 Infórmate

Busca una fuente de información veraz. Este es el primer paso para alcanzar el conocimiento. Lamentablemente, hay demasiadas fake news sobre la emergencia climática y de la sostenibilidad.

Hay que manejar el conocimiento real sobre el problema macro y micro del calentamiento global. La emergencia climática conlleva un problema humano sin precedentes que debemos atacar desde muchos ángulos.

2 Repercute

Ayuda a propagar la información. Como la solución del problema requiere la unión de todos los ciudadanos, hay que difundir la información y las posibles soluciones (el conocimiento).

Hay que sumar voluntades. Como dijo el papa Francisco: “No hay salvación individual”.

3 Enamórate

Ve a la naturaleza, conecta y enamórate de ella. La naturaleza es la mayor fuente de inspiración divina y la estamos destruyendo, incluyendo su biodiversidad, por ignorancia y falta de amor. Nadie destruye lo que ama.

Además, la mayoría de los problemas de salud física y mental que estamos padeciendo tienen su causa en la desconexión con la naturaleza. Estamos cada vez más desconectados de la naturaleza porque también se reducen los espacios naturales libres. Un ciclo fatal que debemos romper.

4 Construye la conciencia del cambio

Únete a las juntas, grupos u organizaciones de tu comunidad para el cambio. Necesitamos sustituir muchos paradigmas y la participación de todos es clave. La única forma de llegar a la conciencia colectiva sobre la necesidad vital del cambio es con la participación de todos.

La buena noticia es que cada día más personas despiertan con ganas de entender y sumar voluntades para un mundo diferente, más humano, justo y regenerativo.

5 Actúa

Comprométete con la acción: toda acción suma. Por ejemplo, reducir el consumismo o practicar un consumo responsable. Ahorrar energía en todas sus formas y maneras posibles. Usar menos los coches, muévete en bici, moto, patinete o medios de transporte menos contaminantes.

Ahorrar agua, un recurso imprescindible para la vida y que tanto se malgasta. Elegir gobernantes que estén comprometidos con el planeta y su regeneración. Reutilizar todo lo posible. Fomentar la economía local. Reducir al mínimo el consumo de plástico. Es mucho lo que juntos podemos hacer por el bienestar del planeta.

6 No más hormigón

Necesitamos más y mejor naturaleza en todos los espacios. Así como el desarrollo se tragó a la naturaleza, ahora necesitamos que la naturaleza llegue a las ciudades con su biodiversidad.

Para cerrar, indica Jorge Neri Bonilla, “quiero enfatizar en que, si yo pude unirme al cambio, todos pueden. No hay nada de especial en mí. Nací en una gran ciudad, lejos del campo, y muy influenciado por el sistema consumista y plastificado. Hoy, estoy enamorado de la naturaleza, es decir, de nuestro planeta, la fuente de nuestra vida y de nuestro bienestar. Desde allí, trato de ayudar al cambio. Basta de tanta prepotencia. De pensar que todo lo que el hombre ha creado es mejor que la ciencia y sabiduría de la naturaleza. Debemos transformar nuestros sistemas de producción y de consumo, aprendiendo de la naturaleza, de sus reglas, de su equilibrio y su sabiduría.

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Contenido ofrecido en colaboración con Jorge Neri Bonilla