En España, la biotecnología la hacen ellas. Según un estudio elaborado por la Asociación Española de Bioempresas (AseBio), avanzado en primicia por Crónica Global, la industria biotecnológica emplea a más mujeres que hombres y cuenta con una huella femenina notable en las posiciones directivas. Unos resultados que para la presidenta de la patronal, Ana Polanco, demuestran que "si no fuese por el trabajo de las mujeres", no habrían "conseguido el impacto generado ni batido récords durante seis años consecutivos".

En concreto, el 60% de las personas que trabajan en el sector biotech son mujeres. Además, este porcentaje apenas varía en función del tamaño de las compañías, ya sean pequeñas empresas o grandes corporaciones. Es más: entre las pymes con menos de 10 empleados, el porcentaje escala hasta el 63%.

Formación superior

En cambio, se aprecian variaciones algo mayores al tener en cuenta el área de actividad de las compañías. En los grupos biofarmacéuticos y el área industrial los porcentajes escalan hasta el 63% y 62%, respectivamente, pero en las firmas biosanitariasagroalimentarias la cifra desciende al 56%. Por último, las gestoras de capital privado cuentan con un 48% de trabajadoras.

Una científica sostiene una probeta / EP

Por otro lado, el informe subraya la elevada formación académica de las mujeres de la industria biotecnológica. El 98% de ellas cuenta con estudios superiores y el 12% se ha sacado el doctorado. Las peculiaridades del ecosistema investigador producen un efecto contraintuitivo: la cifra de doctoradas decrece a medida que aumenta la fuerza laboral de una empresa. El informe atribuye este hecho al nacimiento de muchos proyectos como spin-offs de centros de investigación y a que buena parte de las compañías más pequeñas reciben ayudas para la contratación de doctores en empresa.

Liderazgo femenino

La encuesta también ha permitido conocer cómo es el liderazgo de las mujeres en el sector biotech. Los resultados muestran que el 37% de las compañías cuentan con más del 50% de las mujeres en puestos directivos, el 24% indica que entre el 36% y 50%, y otro 17% afirma que la cifra se halla entre el 15% y 35%. Solamente el 5% no tiene a ninguna mujer en este tipo de cargos.

En el análisis, destacan los grupos de más de 250 empleados, donde el 67% afirma contar con más del 50% de las mujeres en puestos de mando. Y por tipología, descuellan las compañías agroalimentarias y las biofarmacéuticas en lo que respecta a liderazgo femenino.

¿Y en las gestoras?

La inclusividad constatada en el estudio de AseBio se traslada también a las gestoras de capital riesgo vinculadas al sector. Las firmas que invierten en iniciativas relacionadas con la investigación sanitaria y alimentaria destacan por encima de otros actores del venture por la alta representación femenina en sus equipos.

Así, el 48% de las personas que trabajan en estas entidades son mujeres y tres de cada cuatro gestoras confían en ellas para asumir las direcciones de área. Según los distintos departamentos, el área de administración y finanzas es la que cuenta con más mujeres, seguida del departamento de análisis financiero de inversión o de riesgo. Aún queda recorrido en la dirección, con solo un 25%.

Ana Polanco, presidenta de AseBio / CEDIDA

A vueltas con las cuotas

Si así están las cosas, ¿hacia dónde debe encaminarse la comunidad biotech? El estudio de la organización también entra a valorar la diversidad de sexo en el seno de las corporaciones y las medidas para estimularla a medio plazo. Para el 76% de las compañías esta es una cuestión relevante, si bien no todas coinciden en concederle la misma prioridad. 

Tampoco hay consenso sobre las cuotas de género. El 53% opina que no deberían ser obligatorias, aunque reconoce que son útiles en el caso de que sean voluntarias. Otro 24% considera que las cuotas obligatorias son efectivas bajo determinadas circunstancias, mientras que un 21% opina que son injustas. Aparte, se apuntan otras medidas para reforzar la diversidad como llevar a cabo procesos de selección sin sesgos, concienciar a la sociedad e instituciones y aprobar planes de apoyo profesional específicos para mujeres. Y es que siempre se puede hacer más.