Iberdrola ha escenificado con hechos lo que transmitió a los inversores hace algo más de dos meses: su preferencia por destinos diferentes de España a la hora de invertir por motivos de seguridad jurídica y estabilidad regulatoria. La alianza con el fondo soberano de Noruega supone plasmar esta estrategia en una diversificación del riesgo.
En virtud del acuerdo, la gestora de Norges Bank, uno de los mayores fondos soberanos del mundo, con más de un billón de euros de activos bajo gestión, será la encargada de aportar y, por lo tanto arriesgar, cerca de la mitad de los 1.225 millones que Iberdrola había planificado para sus próximas instalaciones renovables en España, de los que una gran mayoría se encuentran aún en diversas fases de desarrollo.
Diversificación del riesgo
No se trata de la venta de parte de la cartera de activos ya operativos para poner en valor inversiones, sino un acuerdo de “co-inversión”, como lo ha calificado la propia compañía en la nota que ha remitido a los medios de comunicación para dar cuenta de la alianza.
Iberdrola mantendrá el control y la gestión de los activos al quedarse con un 51% del capital, pero invertirá sólo la mitad de lo previsto, con lo que también reducirá el riesgo en esa misma proporción.
Polémico impuesto
En este planteamiento encaja el mensaje dirigido por el director financiero de Iberdrola, José Sáinz Armada, a más de un centenar de inversores el pasado noviembre en Londres, en el marco de la presentación al mercado de la actualización del plan estratégico 2021-2025.
“El perfil de riesgo en otros países es mejor que el de España, donde estamos sufriendo las consecuencias de decisiones con las que no estamos de acuerdo”. Por aquel entonces, el directivo hacía referencia al impuesto que el Gobierno había anunciado para gravar los beneficios de las compañías energéticas al considerar que las tensiones en los mercados habían derivado en la consecución de resultados extraordinarios.
“Es más seguro invertir en otros países que tienen un marco regulatorio más estable”, recalcó Sáinz Armada. Minutos antes, Ignacio Galán, presidente de la compañía, había explicado que “tenemos el cometido de llevar un dinero que no es nuestro, sino de los accionistas, allá donde tengamos más seguridad jurídica, más estabilidad regulatoria, más Estado de Derecho”.
El mercado ya estaba sobre aviso. No en vano, el propio Galán había anunciado que recurriría ante la Justicia en el caso de que la nueva figura fiscal se hiciera efectiva, como así fue dado que el Ejecutivo sacó adelante en el Congreso la medida, que también afecta al sector financiero.
Apuesta por mercados
En los últimos meses, Iberdrola ha desvelado planes de inversión en algunos de sus principales mercados, coincidiendo con visitas institucionales de su presidente a estos territorios para reunirse con los respectivos mandatarios.
En el caso de Portugal, donde la compañía anunció una apuesta de 3.000 millones de euros, la ocasión elegida fue la inauguración de una de las instalaciones que construye Iberdrola en el norte del país y que supone uno de los desarrollos renovables más relevantes del estado luso.
Allí destacó las bondades de Portugal en cuanto a estabilidad regulatoria, como antes había hecho en Reino Unido y también en Australia, con inversiones conjuntas que suman cerca de 10.000 millones de euros.
Mientras, el recientemente nombrado consejero delegado, Armando Martínez, mencionó en la presentación del plan estratégico actualizado el caso de EEUU, del que dijo que es ”un mercado único porque tiene un marco regulatorio muy estable, en el que los reguladores son plenamente conscientes de que hace falta invertir mucho para descarbonizar la economía”.
El gesto en Davos
En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima contempla inversiones de unos 240.000 millones de euros hasta 2030 para tal fin, cuantía de la que el 80% debe llegar desde el sector privado. En este sentido, los planes de Iberdrola pasan por construir más de 4.000 MW adicionales de capacidad instalada hasta 2025. Por ahora, una tercera parte ya será con la participación del fondo soberano noruego, que asumirá parte del riesgo regulatorio.
Paradójicamente, el acuerdo se ha alcanzado en plena celebración del foro de Davos, en el que Galán ha coincidido con el primer ejecutivo de la gestora de Norges Bank, Nicolai Tangen, y también con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha mantenido un encuentro informal con algunos de los altos dirigentes empresariales que han acudido a la habitual cita en suelo suizo. En esa reunión ha estado ausente el presidente de Iberdrola.
Precisamente, el Gobierno deberá autorizar la alianza entre la compañía y el fondo soberano noruego dada la cuantía de la inversión y la consideración del sector energético como estratégico. Podría ser el último episodio de una relación que comenzó de forma idílica y que va camino de concluir en tormentosa batalla.