Las cifras macroeconómicas vuelven a dar la razón a los que sostienen que los acontecimientos en torno al procés soberanista, culminados en el célebre 2017, golpearon de forma contundente a la economía catalana. Sin ir más lejos, la otrora pujante Barcelona se ha visto relegada al sexto puesto de las provincias españolas con mayor PIB en lo que se refiere a su crecimiento a partir de esa fatídica fecha.
Los datos recientemente publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la contabilidad regional del último ejercicio finalizado permiten comprobar cómo Barcelona se sitúa claramente como la segunda provincia con mayor crecimiento con la perspectiva de la última década pero también cómo el panorama cambia de forma radical si la referencia temporal comienza a partir del ejercicio en el que se produjeron acontecimientos como la aprobación de las llamadas leyes de desconexión, el referéndum ilegal del 1 de octubre y la posterior declaración unilateral de independencia fallida.
Valencia, casi el doble
En los cuatro años completos transcurridos desde entonces, marcados también por la pandemia del coronavirus, el PIB de la provincia de Barcelona se ha incrementado un 2,2%. Una proporción que la sitúa en la cola de la evolución económica del grupo de provincias más ricas de España en términos absolutos.
En este caso no es sólo Madrid, su gran competidora, la que se sitúa por delante en este capítulo, con un crecimiento del 3,4% en el mismo periodo. También hace lo propio Valencia, la más destacada de todas, que prácticamente duplica las prestaciones de la economía barcelonesa, con un incremento de su PIB del 4%.
Penúltima de las seis grandes
Además de estas dos, desde 2017 también crecen más que Barcelona otras dos grandes provincias: Alicante (+2,5%) y Sevilla (+2,3%). De las seis demarcaciones del Estado con una cifra de PIB más elevada, sólo Vizcaya se sitúa por debajo, con un avance de apenas un punto porcentual.
En cambio, Zaragoza, que también se encuentra entre las diez primeras provincias por volumen de actividad económica, sí supera el crecimiento de Barcelona desde 2017, con un 3,5%.
El beneficio para Zaragoza
Resulta especialmente significativo este último caso, dado que la provincia maña fue una de las grandes beneficiadas por la masiva fuga de empresas, patrimonios y depósitos que tuvo como consecuencia la deriva del procés en la recta final de aquel año.
Unos movimientos que negaron, en un primer momento, los defensores del procés para después, vista la evidencia de que sí se estaban produciendo, restarle importancia y señalar que no tendrían repercusión para el territorio catalán, dado que los principales impuestos que afrontan las empresas son de ámbito estatal y, por lo tanto, no dependen del lugar en el que figure la sede social.
Pero lo cierto es que la evolución de las cifras macroeconómicas desde entonces poco tienen que ver con la tendencia reflejada en la última década, en la que la evolución de la economía barcelonesa tan sólo es superada por la madrileña.
En la última década, el PIB de la provincia de Barcelona se incrementó un 13,9%, casi tres puntos menos que el de Madrid pero a una distancia considerable de la tercera en este periodo: Alicante, con algo más de un 10%.
Provincias que superan claramente a Barcelona en su evolución de los últimos años como Sevilla y Valencia, quedan claramente por detrás con la perspectiva de diez años. La andaluza avanza un 8,3% mientras que la levantina lo hace en un 7,7%.
En los últimos años, además del ruido soberanista y la inestabilidad política también hay que tener en cuenta el impacto de la pandemia. En este sentido, la Generalitat fue uno de los gobiernos autonómicos más restrictivos con la actividad económica a la hora de proteger a la población de la expansión de los contagios, lo que también se ha visto reflejado en los números.
El 'sorpasso'
El fenómeno de la fuga de empresas, iniciado por grandes grupos corporativos como la entonces denominada Gas Natural Fenosa (hoy Naturgy), Abertis, Caixabank, Banco Sabadell e Inmobiliaria Colonial, entre otros, fue continuado por pequeñas y medianas empresas en un interminable goteo que finalizó con más de 8.000 sociedades fuera del territorio.
Uno de los efectos que más repercusión tuvo fue la pérdida de la condición por parte de Cataluña de Comunidad Autónoma con mayor aportación en términos absolutos a la riqueza del Estado en favor de la Comunidad de Madrid. El sorpasso, que se dio en 2017, ha cumplido el pasado 2021 cinco años, un periodo en el que la tendencia no sólo se ha consolidado sino que la diferencia ha ido, incluso, en aumento.