La patronal de la pequeña y mediana empresa (Cepyme) ha tomado la voz cantante en el ámbito corporativo para denunciar el escenario adverso para el crecimiento en el que trabajan los emprendedores, de modo que ha adoptado de forma improvisada el testigo de una CEOE que ha pasado a un segundo plano, sumida en la confección de su nueva junta directiva.
Tras casi un mes desde que se celebraron las elecciones, la gran patronal se ha centrado en preparar la reunión que su junta directiva mantendrá la próxima semana, que determinará quién acompañará al recién reelegido presidente, Antonio Garamendi, en su segundo y último mandato.
Silencio roto
Un periodo de intenso trabajo en la sombra, como ya adelantó el empresario vasco tras las votaciones en las que tuvo que enfrentarse a Virginia Guinda, propuesta como candidata por Foment del Treball. Pese a su derrota, Guinda avivó el debate interno en la patronal, poniendo el dedo en llaga en cuestiones como la defensa de los empresarios, puesta en discusión en numerosas ocasiones durante el primer mandato de Garamendi.
En este contexto, Cepyme ha roto el silencio patronal con la publicación de un informe sobre la situación de las pymes en España y las desventajas que afrontan frente a sus pares del resto de países de la Unión Europea.
La organización que preside Gerardo Cuerva hace hincapié en cuestiones que han generado un intenso debate interno en la CEOE, como el incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) y las subidas de las cotizaciones que tienen que asumir las empresas que, a juicio del lobi, lastran su crecimiento e influyen decisivamente en el hecho de que su tamaño medio sea inferior al de sus competidores en el ámbito comunitario.
En el informe, Cepyme señala la subida que ha experimentado el coste mínimo de contratación de un empleado debido a las cotizaciones sociales y otros costes y, también, a un SMI que se ha incrementado un 41,3% en España entre 2017 y 2022.
Debate interno
Tanto la reforma laboral aprobada por el actual Gobierno, que corrigió algunos aspectos de la aprobada por el primer Ejecutivo liderado por Mariano Rajoy en 2012 y que fue muy alabada por los empresarios, como las subidas del SMI contaron en su día con el beneplácito de Garamendi, tras un proceso de diálogo y negociación con el Gobierno y los sindicatos que generó disputas internas en el seno de la patronal.
Precisamente, fue Foment del Treball una de las más críticas en ese momento con la modificación de la reforma laboral, que a juicio de algunas corrientes dentro de CEOE introducía rigideces a la hora de contratar que penalizaban la actividad empresarial, en especial en el ámbito de las pymes.
Igualmente, Cuerva también alzó por entonces la voz con las medidas que sacaba adelante el Gobierno, que penalizaban de forma notable a las pymes, a las que la pandemia del coronavirus también azotó de manera notable.
Aunque en Garamendi pareció endurecer el tono contra el Gobierno en la recta final de su primer mandato, en especial en lo referido a la reforma de las pensiones, lo cierto es que desde las elecciones su figura ha pasado a un más que discreto segundo plano mientras el Ejecutivo perfila una reforma con cierto carácter de urgencia por la exigencia de la UE con vistas a seguir desbloqueado los fondos europeos.
"No sobra nadie"
En este sentido, la CEOE se ha limitado a señalar que no ha recibido documento alguno con propuestas desde Moncloa sobre la reforma de las pensiones, mientras se han producido filtraciones acerca de un posible ampliación de la edad de jubilación o del periodo de cotización para el cálculo de la prestación.
Las disensiones en torno a la actitud de Garamendi y la decisión de Foment de presentar finalmente una candidatura rival para evitar su elección por aclamación han desatado los rumores tras los comicios sibre una hipotética pérdida de peso de la patronal catalana en CEOE, aunque Garamendi señaló apenas minutos después de conocerse el resultado que “aquí no sobra nadie”.