Gimnasio, negocio de palomitas con sabor a helado en el hall, supermercado y café propios, acceso a un parque y una ubicación privilegiada junto a cuarteles generales de grandes empresas. Es la oficina pija de la empresa de Jordi Cuixart en Bangkok (Tailandia), urbe desde la que Aranow Packaging Machinery organiza su negocio en el continente asiático. Cuixart, expresidente de Òmnium Cultural, expreso por el procés independentista en Cataluña y activista contra el "capitalismo salvaje e indecente", según sus propias palabras, trabaja desde un distrito que nada tiene de capitalismo de rostro humano.
Aranow Packaging ofrece su maquinaria de envasado industrial desde el Infinite 1 Business Centre, un coworking situado en la planta 20 del SJ Infinite One, un rascacielos de 25 alturas levantado por el grupo logístico WHA, una cotizada tailandesa, en la zona de Chatuchak, conocida por su colosal mercado al que los locales se refieren como JJ market por la pronuncia homónima en el idioma tailandés.
La empresa de Cuixart, en la planta 20
En este enclave se levanta el edificio donde reposa la compañía de Cuixart, que se presenta en la planta 20, alquilada por la multinacional de espacios de trabajo Regus para comercializar su Regus Bangkok. La empresa del activista secesionista y social ocupa uno de los espacios de trabajo con privilegiada vista sobre la red de vías al norte de Bangkok. ¿El precio? Sobre los 150 euros al mes al cambio actual la oficina y sobre los 140 euros el espacio de trabajo en el coworking.
Un precio "asequible" para el mercado local, explican las fuentes consultadas, y que permite sostener un equipo de dos personas, que lidera el chief comercial officer Francesc Paco Gilbert. Ayer, ni Gilbert ni sus compañeros se encontraban en la oficina, que es discreta, aunque presume de un entorno envidiable.
Sedes corporativas
En efecto, la empresa de Jordi Cuixart, crítico con el capitalismo "salvaje", se codea con algunas grandes empresas del país. Son, por ejemplo, el grupo financiero TMBThanachart Bank (TTB), que es el séptimo banco más grande de la nación y una empresa cotizada, y cuyo cuartel general reposa a escasos metros de la sede de Aranow en Bangkok. O la del Bangkok Mass Transportation System (BTS), la empresa que explota el titánico tren elevado de la ciudad asiática y con quien la empresa del anticapitalista comparte edificio. BTS tiene su brazo de activos junto a Aranow. O Bangkok Airways, la aerolínea regional tailandesa, con vuelos a todo el sudeste asiático.
En puridad, la firma del ahora activista mudado a Suiza reposa en una de las mejores zonas de la ciudad para hacer negocios en la que moran las compañías internacionales que no son grandes grupos. Los conglomerados apuestan por sedes corporativas en áreas como Si Lom o las afueras de la megaurbe. Aranow, en Asia, juega en la zona noble de la segunda división de las oficinas corporativas.
Entorno envidiable
Ello no quiere decir que el entorno no sea privilegiado. La firma del expreso independentista trasladado al estado transalpino goza de un gimnasio Jetts abierto la mayoría del día, supermercado 7 Eleven propio, café y seguridad puntera. En efecto, Aranow disfruta de protección contra el entorno con cámaras térmicas, ascensores que bloquean accesos a otras plantas y una entrada estrictamente reservada a empleados y personas que acuden a hacer negocios. Un ambiente cómodo para hacer negocios en una nación que lidia con siete millones de personas en la pobreza, según el Banco Mundial.
De hecho, se trata de una de las sedes regionales del grupo catalán, que tiene su cuartel general en Polinyà (Barcelona) y se ha expandido a la propia Tailandia, Índia, México y Suiza, desde donde Cuixart supervisa ahora el crecimiento de la empresa.
Contra el "capitalismo salvaje"
Aranow Packaging sería una historia anónima más del tejido industrial español salvo por un extremo: su fundador se declara activista contra el capitalismo "salvaje e indecente". Lo razonó Cuixart, por ejemplo, en una entrevista con el digital Setembre en 2020, en el que criticó las "multinacionales" y la "acumulación de capital" de las "grandes empresas" que participan del "sistema actual". De hecho, en su libro Aprenentatges i una proposta (Ara Llibres), Cuixart criticaba la "gran burguesía" cuyas empresas mantenían relaciones con "dictaduras" como Catar, Emiratos Árabes Unidos o Marruecos.
En este sentido, no obstante, cabe recordar que la empresa del que fuera líder de Òmnium Cultural opera desde Tailandia, una "democracia con problemas", según el Democracy Index 2021 que elabora el semanario británico The Economist. El estado merece el puesto 72º de 167 países del mundo en cuanto a derechos y libertades. En la misma clasificación, España figura en un lugar mucho más avanzado: es la 24ª nación más libre del mundo, según la prestigiosa publicación.
Ayudas del Estado
Cabe recordar que la complicada relación con la democracia no es la única arista de la empresa del que fuera uno de los Jordis, en referencia a él mismo y Jordi Sànchez, expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), y que fueron encarcelados por sedición y, posteriormente, condenados por este delito e indultados. Como explicó Crónica Global, el empresario independentista nombró a un testaferro en abril de 2017, el año en el que Òmnium fue una de las espoletas del desafío independentista en Cataluña.
Tras ello, la firma recibió diversas ayudas de la Adiminstración del Estado, como un pago de cerca de 590.000 euros del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) en 2018, o diversos créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) que totalizaron 3,4 millones de euros durante la primera fase de la pandemia del coronavirus. Globalmente, Aranow presenta una facturación cercana a los siete millones de euros, según los libros depositados en el Registro Mercantil.