El debate del medioambiente es una amenaza cada vez más inminente para el turismo y los sectores económicos que dependen del transporte aéreo. ¿Es sostenible que cada año cojan un avión 4.500 millones de pasajeros --con datos prepandemia-- a costes reducidos?
Las aerolíneas y compañías de refinería creen haber dado con la solución a este dilema. Sus esperanzas están depositadas en el combustible sostenible, que les permitiría seguir volando con una menor huella ecológica, al menos en lo que a emisiones de dióxido de carbono se refiere.
Un vuelo verde cuesta el triple
El problema es que un litro de SAF --combustible sostenible para la aviación-- todavía cuesta el triple que el queroseno que utilizan normalmente los aviones, según apuntan desde Total. Triplicar el precio de los billetes no es asumible para el sector, que reclama incentivos públicos para poder desarrollar mejor las tecnologías de producción y abaratar costes.
"Hay algunos pequeños proyectos europeos en marcha, pero necesitamos producción a más gran escala para que el coste sea menor", señalan fuentes de la petroquímica francesa. Y añaden otro reto a la ecuación: que si bien el SAF genera menos emisiones durante la combustión, refinarlo requiere mucha energía, un proceso que no está exento de contaminación.
Los viajes sostenibles son residuales
Por ello, gran parte de los esfuerzos se centran ahora en desarrollar tecnologías de hidrógeno verde, uno de los componentes necesarios para obtener combustible sostenible. Franc Santmartí, director de Sostenibilidad de Vueling, destaca que en los fondos europeos Next Generation "se habla de hidrógeno verde, que es una materia prima para producir SAF".
Sin embargo, lamenta que "no se ha llegado a concretar un incentivo para el desarrollo de SAF". Ejemplifica que "en Inglaterra y Estados Unidos hay incentivos a la producción de SAF y se está usando de forma más masiva" este combustible, que de momento solo cubre el 0.01% de la demanda internacional.
Inversiones privadas y... ¿públicas?
"A nivel de la Unión Europea, hay innovaciones, pero es necesario que se adopten más acciones", subraya Fatima da Gloria, vicepresidenta de Sostenibilidad de Air France KLM. Aboga por instaurar un modelo de prestaciones públicas que suponga "una solución intermedia entre los subsidios y las inversiones de las aerolíneas" y que recorte los impuestos de emisiones de dióxido de carbono si se utiliza combustible sostenible.
"Desde enero de 2022, es obligatorio en Francia que el 1% de tu producto sea SAF", indica Joel Nävaron, presidente de la división de Aviación de Total. Considera que es "un primer paso" que otros países como Suecia o Noruega ya han dado con anterioridad. Quedan por delante muchos más pasos para cumplir el objetivo europeo de ser el primer continente que reduzca las emisiones (netas) de carbono a cero.