El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y su homólogo en Endesa, José Bogas, han protagonizado el momento más electrizante de la primera jornada de las reuniones del Círculo de Economía. Ambos directivos se han enzarzado en una discusión que, aun con buenos modos, ha evidenciado las discrepancias que existen entre las compañías energéticas acerca del ritmo y el alcance de la transición hacia una economía descarbonizada.
Mientras Bogas ha aseverado de que "el futuro es eléctrico" y no pasa por el consumo intensivo de combustibles fósiles, Jon Imaz ha replicado "no hacerse trampas al solitario" sobre el alcance de la energía elétrica para cubrir las necesidades de la industria y el transporte. "El día que no quememos una molécula de petróleo, habrá que fabricar esta silla, este micrófono... todo está fabricado con petróleo", ha advertido. En resumen, el primer directivo de Repsol ha pedido "´más tecnología y menos ideología" en el debate energético.
Dimes y diretes
Asimismo, ha denunciado los elevados costes que pagan los sectores energéticamente intensivos en derechos de emisión de CO2. A su juicio, esta coyuntura acelera la deslocalización de empresas: "Estamos exportando actividad industrial, estamos exportando empleos y estamos aumentando las emisiones de CO2 en el mundo, porque esas plantas en Turquía, en India y en China son menos eficientes que las nuestras", ha declarado.
Pese a estos argumentos, Bogas ha reiterado que "el gas es el pasado" en base a las ratios de eficiencia de la energía eléctrica: "Un coche eléctrico es 3 veces más eficiente que un coche de combustión. Y un coche eléctrico es dos veces más eficiente que un coche de hidrógeno".
Rumbo al hidrógeno
"En 2030, el objetivo es que la electricidad llegue a ser el 30% con un parque de generación que ya será 73% renovable. Por tanto, el primer recorrido que tenemos es incrementar la electricidad, que puede llegar al 60% de sus usoso finales y jugar un papel importante en la industria de alta tempratura, transporte aéreo, transporte marino". Pero Jon Imaz ha apostillado: "Ni tú ni yo sabemos cómo será la tecnología dentro de 30 años".
En este punto, el presidente de Enagás, Juan Antonio Llardén, ha roto el empate proponiendo el "hidrógeno renovable" como una solución complementaria para la transición energética. Aunque ha advertido que esta tecnología todavía requiere ser "más competitiva", por lo que ha planteado su implantación como mínimo a 30 años vista.