La gestión que hizo DomusVi de la residencias de mayores durante la fase dura de la pandemia del coronavirus está cuestionada por la justicia. El mayor escándalo para el grupo que dirige José María Pena como consejero delegado se sitúa en Premià de Mar, donde un geriátrico que operaba vio como fallecían hasta 87 ancianos en pocas semanas. Pero no es la única controversia: hay otros dos casos en la Comunidad Valenciana y, ahora, problemas laborales con denuncias similares en Galicia.
En este escenario, las acusaciones más graves las vertió al Fiscalía de área de Mataró, que ha presentado querella contra el exdirector de la residencia DomusVi Ca n'Amell de Premià por supuesta gestión negligente y un tipo penal de homicidio imprudente. El escrito ha sido admitido a trámite por el juzgado de Instrucción número 2 de la capital comarcal, que ha abierto un procedimiento contra dos altos cargos del equipamiento, incluyendo su director.
Familiares: "Hubo dejadez absoluta"
Alberto Reyna, familiar de uno de los mayores que fallecieron en la residencia ha explicado a este medio que la gestión de DomusVi en la instalación fue rayana a la "dejadez absoluta". Y eso que el allegado de este vecino, que tenía 69 años, "llevaba seis años interno en la residencia sin problema alguno".
Pero cuando cambió el operador, todo se torció. "De pocos residentes a personal suficiente, se pasó a una rotación terrible de personal porque éstos no daban abasto", explica. El padre de este denunciante "perdía dentaduras, se quedaba sin gafas y nada se sabía de ellas" o se quedaba sin atención sanitaria. "Llegué un día, y mi padre estaba a 39 grados de fiebre. Pregunté al médico y estaba por la primera planta, le faltaban no sé cuántos internos. Nadie había visitado a esa persona y nadie le había dado nada pese a que estaba hirviendo".
"Se escondían de las quejas"
Reyna y otros familiares se quejaron, pero el director del centro hacía caso omiso. "No devolvían las llamadas. La gente de recepción no sabían qué hacer, pues no tenían respuestas. Lo que es más, la gerencia se mofaba de las críticas de los familiares".
Según este afectado, DomusVi se preocupaba solo por comercializar las plazas. "Cuando llegabas, te decían que ni intentaras acceder a una pública, y te daban enseguida los papeles para la plaza privada. Te enseñaban solo las plantas 1 y 2, no la 3, que es donde estaban los grandes dependientes", indica. "Mi padre tenía una buena pensión y se lo podía permitir, pero al final tienes que colaborar", lamenta.
Comunidad Valenciana, también
Estos problemas se suman a los que cercan a DomusVi en la Comunidad Valenciana. Allegados de 45 personas que fallecieron en las residencias de Alcoi y Cocetaina han presentado una demanda civil y contractual por "los daños producidos" y pidiendo una "indemnización" por los residentes que perdieron la vida en las peores semanas de la pandemia.
Según los denunciantes, las residencias de las dos poblaciones sufrían problemas similares a los de la de Premià, en Barcelona. "Falta de recursos humanos y el incumplimiento de unas ratios suficientes", precisan. La realidad asistencial era, señalan, del "máximo beneficio económico en el menor tiempo posible".
En paralelo a estos dos casos, Fiscalía se querelló contra la dirección de la residencia de DomusVi en Lliria, pero el juzgado acabó sobreseyendo el caso.
Galicia, problemas laborales
Estos lances judiciales tuvieron lugar antes de la sustitución del consejero delegado de la gestora, que en realidad está participada por dos fondos de inversión con una cabecera en la isla de Jérsey (Reino Unido), un territorio con tributación amable.
Ya después y con José María Pena al timón del grupo, un juzgado de Lo Social de Ferrol (Galicia) tumbó el calendario laboral en otra residencia al considerar el comité que vulneraba el derecho al descanso. La resolución judicial llega, de nuevo, después de que la parte social denuncie "sobrecarga de trabajo inasumible para el personal y una merma en la calidad de la asistencia a los usuarios", lo mismo de lo que alertaron los familiares en Premià, Alcoi y Cocetaina. Ante ello, el geriátrico deberá negociar otro calendario con acuerdo de las trabajadoras.