La inflación por las nubes y la confianza por los suelos. Así se resume la compleja situación económica que vive Europa después de que la guerra en el continente haya dado la puntilla a la recuperación cuando la pandemia empezaba a remitir.
Los mercados ya dan prácticamente por segura una recesión de dimensiones internacionales y los expertos prevén que la subida de precios se mantega de forma generalizada durante al menos seis meses. La crisis actual es distinta a la de 2007 en tanto que no se limita a un colapso de la demanda, sino que arrastra también problemas importantes en la producción.
Contracción del consumo
Una crisis de oferta puede ser causada por factores muy presentes actualmente, como el alza de la cotización del petróleo o de los insumos, los materiales necesarios para fabricar productos, lo que reduce la productividad y los beneficios de las empresas, eleva los costes, genera efectos inflacionarios y, por lo general, contrae el PIB. A ello se suma la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores por la inflación y a las expectativas económicas dinamitadas por la guerra y la amenaza de una crisis de calado. Todo ello desploma, además, la demanda.
¿Qué efectos tiene la escalada de precios? "El más nítido es el impacto en el consumo, porque reduce la capacidad adquisitiva de los salarios y hace que la capacidad de compra sea menor", asegura Josep Lladós. El experto del Colegio de Economistas añade que la precaución ante la guerra y la incertidumbre económica genera además "expectativas menos favorables".
Menos inversiones
Sin embargo, las consecuencias "no solo afectan al consumo, sino también a la inversión". El miedo y la pérdida de poder adquisitivo ya se empiezan a notar en una bajada del consumo; un colapso de las inversiones supondría perder el estímulo que ha sostenido el crecimiento económico en los últimos meses.
Todos estos aspectos diferencian la actual coyuntura económica de la crisis de 2007. Muestra de ello son las "medidas y políticas fiscales del Gobierno, no muy ortodoxas" que, según Lladós, se llevan a cabo "porque la situación es compleja".
Una crisis diferente
"Son crisis muy diferentes, aquella era sobre todo de endeudamiento, propiciada por el sistema financiero", recuerda el economista, que cree que "hemos aprendido la lección" del fracaso de las políticas de austeridad, ya que ahora se ha optado por una "política de inversión expansiva desde la Unión Europea, con créditos y subvenciones" a través de los fondos Next Generation. Una expansividad fiscal y monetaria que tiene límites, ya que puede disparar la inflación, aunque también existe la noción de que la economía cada vez se comporta de forma más imprevisible por la diversidad de factores que enturbian actualmente su evolución.
Cristian Castillo, profesor de Logística de la UOC, recuerda que los problemas de oferta no vienen solo de la guerra. "Nos está costando que la cadena logística funcione, aún experimentamos retrasos en las mercancías que vienen por transporte marítimo. La pandemia continúa en este sentido", señala.
África sufrirá más
Además de prever un bloqueo logístico posiblemente hasta 2024, Castillo alerta de la subida de precios en productos, como el aceite o los cereales, que dependen de Rusia y Ucrania. "Hay otros proveedores, pero todos los países tienen que ir allí y se encarece el precio".
Para facilitar el cambio de importadores, la Unión Europea prepara cambios normativos, por ejemplo en cosechas transgénicas. Pero eso significa que "en los países emergentes, la subida de precios será muy complicada y agravará la situación en el continente africano, donde hay un déficit de alimentación".
El "drama" que viene
Fernando Vázquez, socio de la consultora Expense Reduction Analysts (ERA), suscribe el análisis: "Ahora hay excedente de grano en todo el mundo, pero este efecto de la guerra puede provocar desabastecimiento en países de África que no tengan capacidad para pagar cereal". "Los países menos desarrollados pueden no tenerlo o incluso, habiendo capacidad, que el precio sea mayor", advierte.
Volviendo a las turbulencias económicas en el mercado europeo, Vázquez subraya la dimensión de las impliaciones de la inflación. Ejemplifica que la subida de costes de un 25% (179% en casos como el cartón) significa "comerse el margen" de muchas empresas. "El drama lo vamos a vivir a partir de ahora, la situación es todavía peor a marzo de 2021 y va a empeorar con la devolución de los préstamos ICO".
Nueva ola de quiebras
"Hay un riesgo cierto de que muchas empresas cierren", admite el consultor, que asegura que ello tendría repercusiones sobre las cadenas de suministros, la producción y el paro, que puede llegar a ser "elevadísimo". "En los escenarios más drásticos, el golpe puede ser similar al de 2007", augura.
Para evitarlo, Lladós receta "un pacto de rentas a tres años para aguantar la recuperación". Propone que se revisen los salarios en función de la inflación subyacente para apuntalar la capacidad adquisitiva. "Es necesario que suban, si no, el consumo se frenará y bajarán las expectativas", señala. Ante una inflación de dos dígitos, considera "muy urgente" la aplicación de este tipo de medidas.