El fabricante sueco de redes y equipos de telecomunicaciones Ericsson ha anunciado la suspensión "indefinida" de su negocio en Rusia. El grupo sueco interrumpió desde finales del pasado mes de febrero sus entregas al país, lo que le obligará a provisionar 87 millones de euros (900 millones de coronas) en el primer trimestre.
Ericsson ha sido más lenta que otras multinacionales rivales en cancelar su operativa en Rusia. Nokia suspendió sus ventas en el país eslavo desde principios de marzo, mientras que la china Huawei sigue suministrando al mercado ruso.
Deterioro de activos
"A la luz de los acontecimientos recientes y de las sanciones de la Unión Europea, la compañía ahora suspenderá indefinidamente su negocio afectado con clientes en Rusia", ha comunicado Ericsson.
Como consecuencia, Ericsson contabilizará en el primer trimestre de este año una importante provisión de fondos por deterioro de activos y otros costes excepcionales, al margen de costes de despido de personal. Este desgaste se suma a la crisis de reputación que atraviesa la multinacional por los sobornos al Estado Islámico que ha reconocido la dirección del grupo tecnológico.