No solo las compaías del sector logístico miran diariamente los beneficios del renting empresas, sino que prácticamente todos los sectores productivos -sean productos o servicios los que se vendan al público- pueden tener ciertas ventajas al utilizar esta clase de servicios si lo comparamos con la adquisición de una flota de coches propia.

Costes y capacidad de pago

No importa si se trata de un pequeño negocio en el que solo se requieren tres coches, o si se trata de un negocio que presta servicios con una flota más cercana al centenar de vehículos. En todos casos, los costes son los que son.

Adquirir un coche implica o endeudarse -solicitar créditos, a menudo con avales-, o disponer de gran liquidez -perjudicando el flujo de caja a corto plazo de la empresa-. Todo eso también guarda relación con la viabilidad empresarial a corto plazo y con la necesidad de un buen historial bancario, cosas que a menudo no se tendrán en los primeros compases de la vida corporativa. La alternativa del renting permite asumir costes más bajos, nunca de contado, e incluso existen algunas ayudas o descuentos propiciados por la ley, que le convierten en una opción atractiva.

Gasto fijo y predecible

Tener una flota de coches trabajando dentro de la empresa permite controlar los procesos logísticos de la misma con gran margen de maniobra. Pero también implica tener que contratar seguros, pagar impuestos, tener todos los documentos al día, y asumir la realidad de que de vez en cuando habrá que costear gastos imprevistos por averías o mantenimiento.

En el caso de renting empresarial, este entraría como un gasto fijo, predecible, por un importe que ya se reconoce desde el principio hasta el final del contrato, y que no implica hacer desembolsos adicionales durante todo el periodo, lo que permite a los negocios prever mejor sus finanzas en ese sentido.

Deducción de impuestos

Ya se ha hablado de los costes y cómo afectan a la liquidez de las compañías el hecho de tener una flota de coches propia. Pero poco se ha hecho hincapié en los impuestos, algo que también guarda relación con la prestación de los servicios y que puede incidir en los costes de producción de todo negocio.

Entonces, de nuevo, el renting para empresas vuelve a partir con ventaja, porque actualmente se puede deducir el total de la cuota de los contratos -obviamente, sin el IVA- tanto en el IRPF como en el Impuesto sobre Sociedades. Desde luego, siempre y cuando se trate de coches utilizados únicamente para la actividad profesional, aplicándose también para los profesionales autónomos.

Imagen moderna y sostenible

Uno de los temas más recurrentes en la actualidad, al menos en el entorno empresarial, tiene que ver con la imagen sostenible y de respeto medioambiental que tienen las corporaciones. Los consumidores, sean particulares o empresas, ven con buenos ojos las iniciativas que sus proveedores toman al respecto.

Por eso, el renting también es una posibilidad de mejora de la eficacia, la sostenibilidad y la imagen, porque la flota siempre puede actualizarse -a menudo, sin muchos costes adicionales- para tener los coches menos contaminantes, con mayor ahorro de combustible, y por supuesto, mejor adaptados a la imagen de la empresa y de la industria donde se desempeña. Todo ello, aunque no se crea así, influye con claridad en la mente de los consumidores.

Algunas sociedades siguen viendo en la tenencia de sus propios coches muchas ventajas. Algunos sectores lo necesitan y ofrecen mayores beneficios en ese sentido. Pero, la realidad actual gira en torno a los servicios de renting, por lo que no se pueden obviar las razones que llevan a las empresas a decidirse por estos.

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