Los liberales catalanes han alertado del "fraude" del sistema de las pensiones en España y de las pocas garantías respecto a su sostenibilidad. Por ello, apuestan por una transición hacia un nuevo modelo de capitalización, en el que cada trabajador financiaría su propia jubilzación, en lugar de contribuir a la de las generaciones mayores.
Los think tanks liberales Institut Ostrom e Instituto Von Mises de Barcelona (IvMB) y la Value School han defendido esta transformación en un coloquio moderado por Lorenzo Bernaldo de Quirós, vicepresidente del IvMB, celebrado hoy tras la proyección del documental Ni es justicia ni es social: el sistema público de las pensiones, dirigido por JJ Mercado, en la sede de Foment.
Un sistema "perverso"
"El sistema es insostenible, solo se puede sostener con pensiones muchísimo más bajas o impuestos muchísimo más altos", ha subrayado Luis Alberto Iglesias, que ha intervenido en representación de Value School. Ha definido esta situación como un "círculo vicioso" y ha tachado el modelo actual de "fraude permanente" y "sistema perverso" que va contra el trabajo.
Asimismo, Iglesias ha reprochado que se apele a la justicia social para evitar cambios en este sentido, ya que a su juicio "no hay sociedad, hay individuos concretos, que son los que pagan las pensiones". También ha arremetido contra las llamadas a un cambio de modelo productivo desde la planificación gubernamental y ha abogado por el aumento de la productividad de la economía a través de una bajada de impuestos, respeto a la ley y a la propiedad privada.
El cambio será lento
Roger Medina, investigador titular de Ostrom, ha advertido que en vez de encontrar soluciones, "se han hecho parches para que el Gobierno no tenga que afrontar el problema real" y ha vaticinado que "se van a usar los presupuestos generales para financiar la seguridad social" ante el déficit estructural que sufren sus contribuciones.
Otro problema que ha puesto encima de la mesa es que, en España, "la mayoría de la gente piensa que se debería destinar más dinero a las pensiones públicas", ya que "hay un gran apego y amor al Estado", del que se espera que garantice unos niveles de vida. Por ello, considera que el Gobierno es reticente a reformar el sistema de pensiones públicas, pero también lo es la sociedad. Ello, junto con el reto de pasar de un modelo a otro --lo que generaría más deuda durante décadas por la necesidad de seguir pagando las pensiones actuales, que dejarían de ser financiadas por los trabajadores, que rellenarían su propia hucha-- dificulta unos cambios que, según Iglesias, tardarán mucho tiempo en llegar por las reticencias de la "izquierda patria" y la "derecha nacional".