Pánico en las gasolineras. "Se está creando una nueva crisis a velocidad de vértigo", alerta Manel Montero, director general del Grupo Moure, holding propietario de estaciones de servicio entre otros negocios.
Los conductores ya han notado la escalada de precios del combustible, que se espera que continúe tras el bloqueo de Estados Unidos al crudo ruso. Sin embargo, el directivo asegura que la fuerte subida que está viviendo la cotización del petróleo Brent también ha golpeado con mucha dureza a las compañías distribuidoras del sector.
Agujero en las cuentas
"Muchas gasolineras no hemos podido repercutir las subidas en el precio final", señala Montero. ¿Cuál es el resultado sobre las empresas? "Nuestras cuentas están sufriendo", admite. Una subida en el precio del gasóleo supone un shock de oferta con consecuencias para el conjunto de la economía, aunque las distribuidoras han sido las primeras en notarlo.
"El mercado va tan rápido que no suben los precios tan rápido en la calle como en los mayoristas", lamenta. El incremento es perjudicial para el bolsillo de los consumidores, pero podría serlo todavía más si algunas firmas desaparecen y se deteriora la competencia. "Puede haber muchas compañías de gas, luz y gasolina que lo pasen mal", indica Montero.
Inversiones que no se recuperan
"La guerra de Ucrania está teniendo un impacto en los precios", coincide Cristian Castillo, profesor de Logística de la UOC. "Debido a esta subida, la gente tampoco está yendo a poner la misma gasolina que antes, se espera al máximo antes de llenar el depósito", afirma, en referencia a la reducción de ventas que han sufrido las estaciones de servicio.
"Las gasolineras están comprando a un precio más elevado, y aunque están repercutiendo el precio, si no se está vendiendo como tocaba, las asociaciones no están recuperando la inversión que han hecho pagando más caro el combustible", apunta Castillo. Es por ello que las asociaciones de gasolineras piden que se baje el IVA de sus productos del 21 al 10%, una reclamación que se suma a las presiones para reformar el mercado eléctrico en un contexto de creciente preocupación por la escalada de precios en la carretera, en el contador eléctrico y en el carro de la compra.