La nueva edición de #LíderesResponsables, la iniciativa de Seres que conecta el progreso económico y el impacto social que generan las empresas, ha arrancado con la visita de Demetrio Carceller Arce, presidente ejecutivo de Damm. En una charla con Fernando Ruiz, presidente de la fundación Seres, el presidente de la cervecera ha hecho una valoración del impacto del Covid-19 y ha defendido el polémico modelo madrileño en la gestión de la pandemia.
El sector al que pertenece, de distribución de productos petrolíferos y cerveceros, fue uno de los más golpeados durante la pandemia por el cierre de los bares. Sin embargo, fue declarado como de relevancia máxima, por lo que las plantas continuaron trabajando sin descanso. A pesar de la incertidumbre y de la preocupación por proteger a la plantilla, explica Carceller, los 10.000 trabajadores continuaron trabajando gracias a la gran inversión previa en digitalización.
Inversión en digitalización
“El trabajo estaba hecho”, ha expresado el empresario, que no ha tenido reparo en desvelar la cifra que la empresa ha invertido en digitalización en los últimos cinco años: 20 millones de euros. El esfuerzo hecho por la cervecera para ponerse al día en el mundo digital ha culminado, paradójicamente con el cierre del Departamento de Transformación Digital, “porque es algo que debe estar presente en todas las áreas”.
Gracias a este trabajo previo, la empresa pudo capear los efectos de la pandemia. “Afortunadamente teníamos herramientas innovadoras para no perder la comunicación con nuestros clientes y entre nuestros trabajadores. A veces hemos hecho del teléfono de la esperanza de estos bares, que veían que el negocio se les iba abajo, que no recibían los créditos, que no sabían si los ERTES iban a funcionar…”, ha indicado Carceller.
La hostelería no se ha recuperado
En este sentido, ha recordado que ayudaron a sostener el balance de pymes “que no tenían un pulmón financiero para resistir al cierre”. Sin embargo, el líder de Damm y Disa Corporación ha incidido en que la hostelería todavía no se ha recuperado completamente. Según sus cálculos, el 10% de los establecimientos han cerrado la persiana definitivamente y las ventas se han quedado estancadas en el 95% de las registradas en 2019.
Carceller remarca que, si bien hay una indicación positiva de cara a verano, “el año pasado también la había, llegó la sexta ola y nos mató”. Por eso, se muestra muy cauteloso ante la posibilidad de una nueva ola y, sobre todo, de nuevas restricciones. “Si se queda todo en la Ómicron, aunque tengamos una sexta bis, estaríamos hablando de un índice de reservas y de entrada de visitas muy alto. Pero una Semana Santa con cierres, aunque sean moderados, nos harán sufrir”.
Defiende el modelo madrileño
El empresario se decanta por este motivo por el modelo madrileño en la gestión de la pandemia frente a los cierres totales. “El modelo de Madrid, que se ha discutido mucho, es un modelo de recuperación más rápido” ha afirmado. Asimismo, cree que en España habrá un mayor índice de mortandad de negocios pequeños por las duras restricciones.
El responsable de la empresa confía en la ciencia como la medida más efectiva para la reactivación de la economía. “Hablaría del milagro de las vacunas, que nos ha dado una cierta mirada de futuro. Hasta que no dejemos la mascarilla no nos liberaremos del todo, incluso psicológicamente no lo superemos hasta que no nos desprendamos de ellas. Pero para eso tenemos que estar seguros”.
Compromiso con el medioambiente
Además de hacer un esfuerzo ingente en la digitalización de Damm, Carceller ha puesto en valor el compromiso de la empresa con el cuidado del medioambiente. “Hemos pasado de campañas publicitarias de fiestas y playas a la concienciación sobre sostenibilidad medioambiental, a cuidar la Mediterranean way of life”, de la que siempre han sido abanderados.
En este sentido, ha explicado que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas forman parte de su hoja de ruta y que, en su compromiso por disminuir el impacto medioambiental, en la última década han reducido en un tercio su consumo de agua. Aunque, sin duda, el último gran cambio ha sido la retirada de las anillas plásticas de sus packs de cerveza, que ahora están hechas de cartón reciclado. “Hay 88 millones de anillas menos en el mercado, lo que supone 96.000 kilos menos de plástico". Residuos que ya no correrán el riesgo de acabar contaminando el Mediterráneo de los anuncios que dan inicio al verano.