"En España hay una situación de hipercompetitividad que está resultando en un deterioro de la cifra de negocio de todos". Así ha resumido Pilar de Arriba, socia de Comunicaciones, Tecnología y Digital de Oliver Wyman, el desafío al que se enfrentan las compañías telefónicas españolas.
En la presentación anual de la firma consultora sobre el sector de las telecomunicaciones, De Arriba ha cuantificado la pérdida de ingresos de las operadoras en 1.000 millones de euros en los últimos dos o tres años. Unas pérdidas causadas por esta hipercompetencia, así como por el bajo retorno de las inversiones derivado del extenso despliegue de fibra óptica, que implica altos costes e ingresos limitados en la instalación de infraestructura adicional.
El consumidor intuye una crisis
Según la consultora, en este mercado tan competitivo "cada vez se hace más difícil" recuperar la inversión, cuya intensidad "solo crece, promovida por el 5G y las demandas incrementales de banda ancha". "La calidad es fundamental, pero crece la sensibilidad al precio, haciendo menos probable monetizar inversiones en la red", ha señalado De Arriba.
Augusto Baena, socio de Comunicaciones y Tecnología de la compañía, ha detallado que el hecho de que los consumidores se vuelvan más sensibles a los precios se ha producido "porque la gente asume que vienen mal dadas". "La gente está previendo cierta crisis y la sensibilidad al precio sube", ha indicado.
Nuevos 'players'
Se trata de "un problema europeo", si bien "cada país tiene sus características". Baena ha relacionado el descenso en los ingresos de las empresas del sector con la entrada de "actores disruptores", algo que "ocurrió en España e Italia" y "probablemente ocurrirá en Portugal".
Baena ha añadido que "en Estados Unidos y Asia los operadores han ido bien", ya que "tres o cuatro" compañías se reparten un mercado de cientos de millones de clientes, mientras que en Europa hay "cuatro o cinco" operadores relevantes por país. En lo que sí han ganado las telefónicas durante la pandemia es en reputación: "Ha habido una mejora reputacional en el sector, las redes han seguido funcionando y todo el mundo las ha necesitado para teletrabajar", ha puntualizado el socio de la firma consultora.
Líderes en fibra
España mantiene el liderazgo europeo en cuanto al despliegue de las redes de fibra óptica, con 70,5 millones de accesos, cifra que casi cuadruplica el número de hogares españoles, ya que muchos de ellos tienen infraestructura de varias compañías. Baena ha subrayado que "ya no es cierto" que España tenga un despliegue mayor que Francia, Reino Unido y Alemania juntas, ya que se ha producido un gran crecimiento en Francia, que tiene como objetivo llegar a todo el territorio en 2022 y a toda la población en 2025, aunque este proceso se ha activado de la mano de "concesiones monopolísticas en la Francia rural".
En España, "Telefónica tomó una decisión estratégica de mucho riesgo en su momento con mucha ambición", lo que "bajó los costes", ha recordado Baena. "El objetivo de la Comisión Europea es que todos los hogares tengan un acceso de banda ancha rápido. España ha llegado antes donde tiene que llegar el resto, es una ventaja temporal, pero el resto de países nos alcanzará", ha apuntado el consultor, que ha destacado que el país "ha tenido una trayectoria bastante corta y barata en cuanto a dinero del contribuyente comparado con el de los accionistas". Ahora, la asignatura pendiente es "la parte rural, donde se está trabajando, sobre todo Telefónica y Adamo".