Los rumores de fusión entre las telecos españolas han dado otro giro con la posible integración entre Orange y MásMóvil. Según ha informado Expansión, el grupo dirigido por Stéphane Richard ha planteado a los fondos de MásMóvil --KKR, Cinven y Providence-- la creación de un operador participado al 50% por ambas compañías.
La fusión entre ambos grupos crearía un gigante con cerca de 7.500 millones de facturación en España y casi 28 millones de usuarios de telefonía móvil, según los datos más recientes de ambas marcas.
Vodafone, a la zaga
La oferta de Orange irrumpe en el sector pocos días después de que el consejero delegado de Vodafone, Nick Read, revelase que la empresa estaba buscando potenciales compradores o socios para reducir su número de filiales en Europa, incluida la española.
La firma británica está abierta a cualquier tipo de acuerdo, tanto una venta como la entrada de otro socio en la división española o la constitución de una joint venture de nuevo cuño.
Campanadas de fusión
Consultado por este medio, un portavoz de Orange no ha ofrecido más detalles sobre la información publicada por el rotativo salmón. La idea de una gran fusión entre las telecos nacionales lleva tiempo sobre la mesa. En concreto, la búsqueda de la cifra mágica de tres operadores. Este planteamiento no solo surge desde el propio ecosistema por estrictos motivos de márgenes comerciales, sino que ha sido aconsejado repetidas veces por las autoridades europeas.
Bruselas vería con buenos ojos que el hiperfragmentado mosaico de telecos del Viejo Continente se adelgazara hasta aproximarse a una tríada de compañías líderes, como ocurre en Asia y Estados Unidos.
El visto bueno de la CNMC
Por otro lado, en los últimos años ya se han producido operaciones importantes en el sector, como las compras por parte de MásMóvil de Yoigo, en 2016, y la oferta pública de adquisición (OPA) sobre Euskaltel en 2020 por 2.000 millones de euros.
En cualquier caso, la constitución de un tercer superoperador, que quedaría por detrás de Telefónica y por delante de Vodafone, debería recibir el visto bueno de la Comisión Nacional del Mercado y de la Competencia (CNMC). El regulador obligaría a trocear parte del negocio de cualquiera de los dos integrantes de una fusión --sobre todo la fibra óptica, apuntan las fuentes consultadas-- para evitar que la concentración derivase en una posición de dominio sobre el mercado.