Ángel Cano, quien fuera consejero delegado del BBVA bajo la presidencia de Francisco González, ha responsabilizado a éste de la contratación por parte de la entidad financiera de empresas vinculadas al excomisiario de Policía José Manuel Villarejo. Al mismo tiempo, Cano se ha desmarcado de este asunto al asegurar que el anterior numero uno del banco nunca habló con él sobre el tema.
Esta ha sido la línea seguida por el exalto ejecutivo de la entidad en su declaración ante la Audiencia Nacional como imputado en la causa que investiga la relación del BBVA con Cenyt, la empresa vinculada a Villarejo.
Sin intermediarios
A preguntas del magistrado Manuel García Castellón, de la Fiscalía y de su abogado, Cano ha admitido que conocía la existencia de Cenyt aunque ha matizado que ignoraba su relación con el excomisario, acusado de presuntos delitos de espionaje y escuchas ilegales.
Cano ha relatado que fue el antiguo responsable de seguridad del banco Julio Corrochano, también imputado en esta pieza separada del ‘caso Tándem’, el encargado de contratar los servicios de Cenyt. El antiguo ejecutivo de la entidad financiera ha relatado que González y Corrochano despachaban sin intermediarios con lo que no fue requerido para cuestión alguna relacionada con este asunto.
Sólo firmó las facturas
En concreto la investigación de esta pieza, denominada ‘operación Trampa’ trata de corroborar si BBVA contrató los servicios de Cenyt para espiar a políticos, empresarios y periodistas en 2004, en el marco de las maniobras que llevó a cabo por entonces Sacyr para intentar tomar el control de la entidad.
En aquella época, Cano ejercía como director de Recursos Humanos, por lo que supo de la relación entre BBVA y Cenyt por las facturas que le correspondía firmar y que iban con cargo al centro de costes de la junta de accionistas.
Según ha explicado Cano al juez, si el departamento de seguridad hubiera tenido que asumir esos pagos, su presupuesto se hubiera desbordado y, por lo tanto, sus responsables no hubieran podido cobrar el bonus.