Malas expectativas para la restauración en estas Navidades. Las restricciones anunciadas este lunes por el Govern ante el aumento descontrolado de contagios por Covid --que incluyen una reducción del límite de aforo en los interiores de los restaurantes al 50%, restringen las reuniones a un máximo de 10 personas, y establecen el toque de queda a partir de la 1 de la noche-- pueden suponer la puntilla a un sector que en los últimos días ya había comenzado a sufrir un "alud de cancelaciones” de comidas y cenas de empresa.

Hasta hace un par de semanas, el sector era optimista: aunque los establecimientos recibían anulaciones, muchas se compensaban con nuevas reservas. Sin embargo, hace unos días se disparó el temor ante el creciente riesgo de contagio de la variante ómicron y ante las advertencias de voces relevantes como Josep Maria Argimon, consejero de Salud, o el infectólogo Oriol Mità, que aconsejaron “evitar” las cenas corporativas y entre personas que no convivan en un mismo hogar. Todo ello, sumado a las restricciones de este lunes, han llevado a la restauración a asumir un nuevo golpe en forma de anulaciones de reservas.

 

"Muchas cancelaciones"

Este tipo de decisiones “hacen mucho daño” al sector, lamenta Francesc Pintado, presidente de la Federación de Hostelería de Tarragona. El representante del sector considera que Argimon “ha trasladado miedo a todo el mundo” desde las incongruencias de la propia Generalitat.

Pintado considera que “con el pase sanitario hay unas garantías” y ve incomprensibles planteamientos como el de no encontrarse más allá de las 10 personas “cuando lo que se legisla es otra cosa”. “En el ámbito familiar, esta recomendación se ha trasladado con muchas cancelaciones en la restauración”, señala.

Una cena de Navidad / EP

Celebraciones en casa

“Hasta hace diez días íbamos bien con bastantes reservas de grupos de seis, ocho, diez, personas… ahora se han cancelado casi todos”, lamenta Daniele Rossi, dueño del restaurante Rasoterra. “La gente tiene mucho miedo”, admite. El restaurador coincide en que el mensaje de Argimon “no ayuda para nada” al sector, ya que “si por un lado dices, ‘es Navidad, celebrad’, y por otro dices, ‘mejor evitar’, para un restaurante esto se hace muy complejo”.

“La gente ha optado por celebrar en casa”, indica Rossi. En su restaurante, la esperanza son las reservas de clientes extranjeros para Nochevieja, así como parejas o grupos reducidos, ya que “los de seis para arriba han cancelado casi todos”. El emprendedor lamenta que, tras dar “la campaña de Navidad por hecha”, el sector afronta ahora “mucha incertidumbre”. Lo que más duele al sector es el nuevo toque de queda, aunque deja margen para las cenas, ya que se establecerá a partir de la 1 de la madrugada. 

El interior de un restaurante en Barcelona / EP

El Govern hace oídos sordos

Los restauradores han trasladado de forma conjunta su malestar a la Consejería de Salud. Desde el sector denunciaban falta de interlocución antes de que la situación epidemiológica obligara a reaccionar. “No contesta y no atiende”, lamenta Pintado al hablar de la actitud de la Generalitat. Reconoce que la interlocución con el Departamento de Empresa es buena, pero a pesar de la predisposición que intuyen en el consejero Roger Torrent, no es él, sino Salud, quien toma las decisiones sobre la pandemia.

El presidente de la federación pide a la Generalitat “buscar la convivencia económica y sanitaria, porque la gente continúa teniendo gastos y deudas contraídas”. De hecho, recuerda que “el sector debe devolver los préstamos ICO ahora en 2022” y subraya la necesidad de compensar con una buena afluencia hasta Reyes los meses de enero y febrero, que suelen ser “muy duros” para la restauración. El Govern ha anunciado un nuevo paquete de ayudas que tampoco han logrado tranquilizar al sector. Hay dudas de que lleguen en tiempo y forma y se alerta de nuevos cierres. Más, cuando la situación está de nuevo al límite y no se estima tranquilidad sanitaria hasta que pase el invierno. Eso, o que se acelere la inoculación de las terceras dosis de la vacuna. Cuestiones todas ellas al margen de las capacidades de reacción del sector.