Paso decisivo para el gran proyecto de Veolia de crear un gigante mundial de tratamiento de aguas y residuos. La Comisión Europea ha aprobado la operación de fusión con su participada y, al tiempo, rival Suez, aunque condicionada a llevar a cabo algunas desinversiones con el fin de evitar que quede en una posición de monopolio en determinadas áreas.
Con la decisión de las autoridades de Competencia del Ejecutivo comunitario, la opa lanzada por Veolia para hacerse con el control de Suez supera su principal obstáculo, el factor que condicionaba su éxito. Ya hay luz verde para que las dos primeras compañías del mundo en estos sectores se conviertan en un campeón mundial con sede en una de las principales economías de la Unión Europea, algo que habitualmente es visto con buenos ojos por el ámbito comunitario.
Desinversiones en Francia
No obstante, este punto no excluye que el grupo resultante tenga que vender algunos de sus activos, fruto de las intensas negociaciones que ha mantenido con Bruselas para evitar que el proceso se dilatara y derivara en una investigación en profundidad por parte de las autoridades europeas.
Una de las principales desinversones será en el ámbito de la gestión de residuos peligrosos en Francia, dado que de las 13 plantas existentes en el país galo, 12 están en manos de alguna de las dos empresad que van a unir sus caminos. La nueva Veolia deberá deshacerse de, al menos, cuatro de ellas.
Contratos por 325 millones
También tendrá que hacer caja con algunos de los contratos de agua para clientes industriales tanto en Francia como en el resto de Europa. En total, los ingresos que el grupo dejará de percibir por la cesión de estos contratos ascienden a unos 325 millones de euros anuales.
Buena parte del camino ya estaba allanado con el acuerdo para la venta de las actividades de agua y residuos ordinarios a un consorcio compuesto por los fondos Meridiam y GIP (accionista de referencia de Naturgy).
Pendientes de Reino Unido
A partir de ahora, la operación queda pendiente de la liquidación definitiva de la opa, que está prevista para el próximo 18 de enero.
Con el plácet de la Comisión Europea en el bolsillo, a Veolia le restan aun tres de las 18 autorizaciones de las que estaba pendiente al inicio de la operación. En concreto, se corresponden con las autoridades de Australia, Chile y Reino Unido, que es la que más tiempo podría llevar, toda vez que el gigante francés acaba de presentar su propuesta de desinversiones a las autoridades de Competencia británicas.