Aunque apenas representan el 10% de la plantilla, los 800 trabajadores de los supermercados de Glovo son clave para la estrategia de crecimiento de la compañía. De ahí que la plataforma capitaneada por Oscar Pierre se haya apresurado a intentar cerrar el conflicto laboral que estalló a finales de verano en los seis centros logísticos de Barcelona que prestan el servicio Glovo Express. Sin embargo, el plan de la tecnológica ha disgustado buena parte del personal, que amenaza con reabrir el conflicto a medio plazo.
Pese a que Glovo se comprometió a dar de alta en la Seguridad Social a estos repartidores, el proceso no ha sido automático. La startup ha diseñado una pasarela de transición a través de empresas de trabajo temporal que ha desvirtuado algunas de las condiciones exigidas por los trabajadores durante la huelga que dificultó el servicio en agosto y septiembre.
"Glovo no sabe gestionar"
La discusión sobre el convenio de aplicación, el mantenimiento de la antigüedad y el retraso en el pago de las nóminas han estado presentes desde que a mediados de septiembre se empezó a contratar al personal a través de firmas como Randstad y Job and Talent. Sobre todo es esta última plataforma la que concita más críticas por parte de los interlocutores consultados. "Job and Talent y Glovo comparten la misma filosofía de innovación, modernización... pero incumplen sistemáticamente los derechos sociales", apunta un empleado.
Fuentes consultadas por Crónica Global destacan que parte de estas incidencias se deben a que Glovo es novata en la gestión laboral. "Glovo no sabe gestionar, no tiene un buen departamento de recursos humanos. Hasta ahora siempre había usado externalizaciones y todo es nuevo para la compañía", indica un trabajador de un almacén.
Nuevas movilizaciones
Esta falta de rodaje ha generado fricciones con algunos trabajadores, que no aceptan la imposición del convenio de comercio. La secretaria de nuevas realidades laborales de CCOO en Cataluña, Carmen Juares, indica a este medio que la preferencia del personal es el marco colectivo de transporte, al entender que esta es la categoría en que se mejor se encuadran las actividades de la tecnológica.
Pese a que algunas cuestiones sí han mejorado --Juares cita elementos como la regulación de las jornadas laborales, la posibilidad de que los repartidores conecten sus vehículos eléctricos en los almacenes y los tiempos de descanso--, el sindicato se muestra vigilante con el desenvolvimiento del nuevo esquema laboral por parte de la compañía. Otra fuente cercana al colectivo Riders x Derechos llega más lejos: "Plantearemos nuevas movilizaciones en 2022 si la situación sigue igual".
Más incumplimientos
Además, la responsable aclara que solo se ha constituido una mesa de seguimiento, y no de negociación. "A mediados de octubre, Glovo desvinculó las condiciones de trabajo de los empleados de los súpers de las de los repartidores. Nosotros no aceptamos esta posición, ya que queremos condiciones dignas para toda la plantilla", asevera.
El sindicato denunció ayer que, tres meses después de la entrada en vigor de la ley rider, la plataforma sigue sin internalizar a la mayor parte de su flota. Tan solo se ha comprometido a convertir en asalariados a unos 2.000 repartidores del total de 8.000 que tiene en España, pero a la vez ha introducido cambios en su algoritmo que, según CCOO, han perjudicado los ingresos de los trabajadores.
El negocio de los súpers
Los efectivos de los supermercados ocupan un lugar importante en la hoja de ruta de la digital. En enero del año pasado, la privada presentó su estrategia Quick Commerce para crecer en el sector del comercio y los supermercados. Una pata de este esquema consiste en la adquisición, a través de compras o acuerdos, de nuevos servicios de reparto en el ámbito del retail. Así, Glovo ha incorporado recientemente a su catálogo a la startup de flores a domicilio Colvin y ha cerrado un pacto con Lola Market.
La otra área de negocio, que la plataforma introdujo en 2018, son las dark stores o almacenes urbanos para repartir productos con alta rotación. El objetivo de Glovo era contar con 100 locales de este tipo a finales de 2021, aunque la compañía no ha detallado a este medio si dicho objetivo se ha cumplido. Este nicho consolidaría otra vía de ingresos adicional sin necesidad de establecer alianzas con ningún socio. De esta forma, lograría cuadrar sus cuentas. En 2020, la tecnológica volvió a entrar en números rojos al perder 51 millones de euros. Lo peor que podría hacer Glovo es cerrar (a medias) el conflicto laboral de su línea de negocio más prometedora.