La eliminación de los peajes en la AP-7, AP-2, C-32 y C-33 comportará ganar tránsito en estas vías. Especialmente en el gran corredor logístico del país, la autopista del Mediterráneo. En este nuevo escenario, los empresarios del transporte pesado han renovado sus reivindicaciones a la Administración tras conseguir abaratar los trayectos.
Juan José Gil, secretario Fenadismer (Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España), descarta que puedan darse congestiones por la redistribución de los trayectos en camión, tal y como han advertido algunas voces del sector. Con todo, reclama modificaciones para facilitar la operativa de las empresas.
Quejas de los camioneros
"No habrá embotellamientos. Al contrario, si hasta ahora las carreteras nacionales estaban congestionadas, parte de este tráfico se distribuirá mejor a partir de ahora al liberar las autopistas de los peajes", explica. "El punto que sí nos preocupa y sobre el que venimos advirtiendo es la falta de plazas en áreas de servicio para poder realizar los avituallamientos y paradas de descanso", matiza.
Hasta ahora, la logística sobre ruedas se había pasado en buena medida a las autovías para huir de las tasas. Frente a la menor presencia de áreas de servicio en autopistas, Fenadismer subraya la amplia oferta de restauración y zonas de descanso en las redes gratuitas. La reivindicación de la patronal pasa por poder salir de la AP-7 o AP-2 para que los camioneros realicen sus paradas técnicas. "Depende de la Dirección General de Tráfico y de Trànsit que podamos hacerlo, ya que ahora solo se nos permite abandonar la ruta al llegar al destino", puntualiza.
¿A Francia por Irún?
Más allá de este punto, los transportistas conjuran el miedo a que los viajes hacia Francia a través de otras regiones, como País Vasco y Navarra, vayan a cruzar a partir de septiembre por Cataluña. Ello pese a que las autonomías de régimen especial tienen una tarificación gravosa para los camiones y que, además, el gobierno foral tiene previsto introducir progresivamente recargos en cinco vías de alta capacidad. "Cuando hubo los piquetes independentistas en la AP-7, ya calculamos rutas alternativas y vimos que no salía a cuenta. Ir por Irún suponía perder una jornada de trabajo. Además, hay que tener en cuenta que hasta Vitoria el paso es gratuito", observa Gil.
En el caso vasco, la AP-8 en su conexión entre Bilbao e Irún, donde se une con la A-63 francesa a través del puente internacional del Bidasoa, cuesta 14,60 euros por un recorrido total de 105,6 kilómetros. Algo menos cuesta la AP-15 navarra, que parte de Tudela y termina en Irurzun: 11,60 euros por una carrera de 112,6 kilómetros.
Autopistas infrautilizadas
El presidente de Automovilistas Europeos Asociados, Mario Arnaldo, coincide con el portavoz de la patronal. "Hasta ahora solo se han registrado transferencias de tráfico entre carreteras nacionales y autopistas. En España no tenemos casos de trasvases entre autopistas de pago y autopistas gratuitas, aunque es cierto que la pandemia ha trastocado la situación los últimos años", señala.
"Puede haber un incremento importante del tráfico en las vías que quedarán sin peajes. En cualquier caso, las autopistas catalanas que levantarán sus barreras pueden aumentar su capacidad hasta un 40%", añade.
Debate abierto
Fuentes de Repsol también han compartido con este medio su previsión de un repunte del uso de las infraestructuras, ante el cual la compañía está preparada por si hubiera que dotar de más plantilla a sus instalaciones.
Precisamente, Arnaldo cree que las autopistas catalanas estaban hasta ahora infrautilizadas. "No es tanto que vaya a haber un aumento de camiones, sino también de turismos. El tema importante no será el volumen del tráfico, sino la fiscalidad con que se gravará este transporte. Esa es la asignatura pendiente de Cataluña, España y el conjunto de Europa", concluye.