La espiral inflacionista en la que se introdujo el precio de la electricidad hace algunas semanas no es un factor favorable para las grandes empresas del sector, frente a lo que se pueda pensar en un principio. El escenario penaliza especialmente a Iberdrola y Endesa, las dos mayores por número de clientes, como muestran factores como el efecto en la cuenta de resultados y, sobre todo, su trayectoria en bolsa, notablemente errática desde que los precios del mercado mayorista comenzaron a desbocarse.
Así, desde finales del pasado mayo, el coste de la electricidad se ha elevado cerca de un 30%. En ese mismo periodo, las acciones de Endesa e Iberdrola han retrocedido en torno a un 12%. Al margen de otros elementos que han podido afectar a su rendimiento en el parquet, los expertos consideran que la tensión de precios se ha dejado sentir de forma notable en esta variable.
Cuatro veces más que el Ibex
Sirva como referencia que, en ese mismo periodo, el Ibex 35 ha registrado retrocesos cercanos al 3%; paradójicamente, la subida de los recibos ha sido inversamente proporcional a la trayectoria bursátil de las compañías del sector (al margen queda Naturgy, condicionada por el proceso de la opa parcial lanzada por el fondo IFM).
¿Por qué se da esta circunstancia que, en principio, resulta paradójica? En realidad, lejos de ser una anomalía, cuenta con todo el sentido si se tienen en cuenta, entre otras, dos consideraciones.
Obligadas a acudir al mercado
En primer lugar, tanto Endesa como Iberdrola, especialmente la primera, precisa acudir también al mercado mayorista para adquirir electricidad. Ambas son grupos integrados, intervienen en el ciclo completo de la energía (salvo el transporte que, en el caso de la electricidad, es competencia exclusiva de REE) y, por lo tanto, generan esta energía en grandes cantidades pero no lo suficiente para atender por completo la demanda de sus clientes.
De este modo, las empresas son también víctimas de los históricamente altos precios que se registran en la actualidad al ser compradoras activas en el mercado. En este sentido, a las compañías les beneficia un entorno de precios moderado, alejados de los extremos, tanto el alcista como el bajista.
Contratos a largo plazo
Pero además, buena parte de la electricidad que comercializan ambas empresas se articula a través de contratos a largo plazo, habitualmente con grandes clientes, de manera que incluso antes de comenzar un año ya tienen vendida prácticamente toda la cartera correspondiente a este ejercicio.
La consecuencia en estos casos es que los clientes de Endesa e Iberdrola de la energía que le proporcionan estos días a precios sensiblemente inferiores a los que refleja el mercado, dado que la referencia de esos contratos se estableció cuando se firmaron, con un entorno de precios mucho menos tensionado.
Cobertura insuficiente
De hecho, el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, hacía mención a esta circunstancia en la última conferencia con analistas que sostuvo con motivo de la presentación de los resultados de lo seis primeros meses del año. Por entonces, el ejecutivo señaló que la inflación que refleja el mercado mayorista había desbordado incluso las coberturas que la compañía había establecido para minimizar los riesgos de un cambio brusco en cuanto a los precios.
Galán apuntó que para este 2021 la mayor parte de la energía ya vendida tiene cobertura hasta los 75 euros por megawatio/hora, cuando los precios llevan semanas instalados por encima de la cota de 90 euros.
El Estado, principal beneficiado
Ambas compañías se han mostrado partidarias de eliminar el mercado eléctrico regulado, en el que los clientes padecen directamente los vaivenes del mercado mayorista, como sucede en la actualidad.
Además, Galán apuntó recientemente al Estado como el gran beneficiado por los elevados precios de la electricidad, toda vez que favorecen a que eleve la recaudación fiscal por este concepto.