La definitiva separación de los caminos de Leo Messi y el Fútbol Club Barcelona tiene un notable componente económico, que no deja de tener relación con el social, dada la trascendencia del jugador argentino en la historia de la entidad culé. Pero al margen de sentimientos y cuestiones deportivas, ¿cuáles han sido las causas económicas que han hecho inviable la continuidad en el Barça del considerado por muchos como el mejor futbolista de la historia?
Para empezar, cabe remitirse al sucinto comunicado oficial publicado por el club en su página web. En él se puede leer que “a pesar de haberse llegado a un acuerdo entre el FC Barcelona y Leo Messi y con la clara intención de ambas partes de firmar un nuevo contrato en el día de hoy, no se podrá formalizar debido a obstáculos económicos y estructurales (normativa de LaLiga española)”.
El límite salarial
Los obstáculos de los que habla el club son, en realidad, el conjunto de reglas de tinte económico que LaLiga aprobó hace unos años con el fin de que las finanzas de los 42 clubes que componen el fútbol profesional mantuvieran un cierto equilibrio y evitar circunstancias como las quiebras y desapariciones de equipos, larguísimos procesos concursales y deudas tanto con futbolistas como con la Agencia Tributaria.
En este sentido, una de las bases de esta normativa es el establecimiento de un límite salarial, una especie de techo de gasto, en función de los ingresos que cada temporada generan los clubes por operaciones de traspasos y fichajes de futbolistas y, también, de los emolumentos con los que remuneran a los miembros de la plantilla.
Evitar déficits inabordables
De esta forma, si un club supera ese limite salarial, es decir, si el gasto en futbolistas excede el techo fijado por LaLiga para cada caso, el organismo procede a limitar la inscripción de nuevas fichas hasta que este desequilibrio no se haya corregido. El objetivo es evitar que las sociedades entren en una dinámica de gastar más de lo que ingresan y generen una masa de déficit que termine por ser insostenible.
En pocas palabras, es un factor de corrección para evitar que los clubes vivan por encima de sus posibilidades.
Los excesos de la era Bartomeu
En el caso concreto del Fútbol Club Barcelona, la espiral de fichajes especialmente onerosos y de salarios ciertamente desorbitados en la que entró en la última etapa del mandato del expresidente Josep María Bartomeu, llevó al club a exceder de forma notable el límite salarial impuesto por LaLiga para su caso.
En este desequilibrio también ha sido un factor determinante las sucesivas revisiones al alza del contrato de Leo Messi, que no hacían sino engordar la masa salarial de la plantilla sin que, además, ésta dejara de renovarse con nuevos fichajes, como los casos de Griezmann, Dembele, Coutinho o Frenkie de Jong, entre otros.
La regla del 25%
Al superar el Barça este límite salarial, LaLiga establece como norma que el club tan sólo podrá inscribir nuevos jugadores si procede a liberar el exceso de masa salarial y que, además, en este proceso, tan sólo podrá hacer esta inscripción por el equivalente a un 25% de la citada masa.
Es decir, que si el club vendiera a un jugador por 100 millones de euros, LaLiga sólo le dejaría liberar un hueco salarial por 25 millones. Y así, hasta que dejara de rebasar el límite. En el caso del club culé, algunas fuentes sitúan ese exceso por encima de los 200 millones de euros.
El cálculo de las amortizaciones
Además, cabe añadir que a la hora de liberar masa salarial ha de tenerse en cuenta el capítulo de las amortizaciones; es decir, cuánto resta en los libros del club del coste del futbolista que vaya a colocar en el mercado. Esta cifra ha de restarse de los ingresos que obtenga la entidad por la venta del jugador, así como de los ahorros que genera por dejar de pagarle la ficha.
Habitualmente, el coste de un fichaje se refleja en la contabilidad del club con una cuantía anual que resulta de dividir el gasto total (precio abonado al club de origen más salario bruto) entre los años de contrato.
Traspasos fallidos
Volviendo al ejemplo anterior, si se ficha a un futbolista por 100 millones de euros y firma un contrato por cinco temporadas con un sueldo bruto de 15 millones, el club se apuntará cada uno de esos ejercicios un gasto de 35 millones. De esta forma, si lo vendiera tras dos temporadas en el club, aún restarían por amortizar 105 millones. Si la cantidad que ingresa la sociedad por la transacción más el ahorro de salario no supera esa cifra, no liberará masa salarial.
Esta cuestión explica por qué el Barcelona ha tratado de colocar en el mercado a pesos pesados de la plantilla como los mencionados Griezmann y Dembele; a la dificultad de llevar a cabo estas operaciones se ha sumado el hecho de que el gran esfuerzo en materia económica se traducía en un resultado escaso en la rebaja de la masa salarial.
Rebaja salarial general
El otro punto a tener en cuenta en este caso es que las negociaciones para renovar el contrato de Messi, que vencía el pasado 30 de junio, no fructificaron, por lo que si el Barcelona quería que siguiera tendría que proceder a inscribirle como una nueva incorporación, como si le fichara por primera vez. Se trata de un factor clave, porque toda la normativa anterior rige de forma diferente para el caso de las renovaciones.
Este escenario explica los intentos de la junta del Barcelona en estas últimas semanas por acordar una rebaja salarial con toda la plantilla (se ha llegado a hablar de porcentajes del 50%). Se trataba de rebajar de forma notable la masa salarial para volver a entrar en el límite establecido y evitar que se aplicara al club la norma del 25%. Porque a la inscripción de Messi con un notable salario habría que añadir la de los cuatro fichajes realizados por el club este verano (Agüero, Eric García, Depay y Emerson), para los que tampoco había hueco salarial. Por lo tanto, pertenecen al club, pero no están dados de alta en LaLiga y, por lo tanto, no podrían jugar la competición.
La presión a Tebas
El club ha negociado con LaLiga diferentes alternativas, como un posible pago diferido del salario bruto de Messi a lo largo de varios años de contrato (incluso aunque en los últimos su vinculación con el club no fuera como futbolista), pero el estricto control financiero del organismo no lo ha hecho posible.
El presidente de LaLiga, Javier Tebas, también se ha visto presionado por el resto de los clubes que sí han cumplido con la normativa financiera, en especial el Real Madrid, para que fuera lo más estricto posible en la aplicación de las reglas, toda vez que lo contrario supondría un agravio comparativo para la competición.