Bird termina junio al borde de la desaparición en España. El operador de patinetes americano liderado por Toni Riera en el mercado local e integrado en una multinacional encabezada por Travis VanderZanden hace frente a una debacle en el territorio. Fuentes del sector señalan que la presencia de la empresa se puede ver reducida a la mínima expresión antes de finales de año.

Sus problemas empezaron en Málaga, después siguieron en Tarragona y, de forma reciente, las ciudades de Madrid y Zaragoza han comenzado a cerrar sus puertas a una de las compañías que más prometían en el sector. Los mismos interlocutores señalan que la credibilidad de Bird delante de la Administración está de capa caída. Todo ello, por la negativa del grupo a comprometerse a confirmar que sus vehículos cumplen con la normativa estatal. Básicamente, la limitación de velocidad que se ha impuesto para proteger al peatón.

Pérdida de credibilidad

Todo ello ha supuesto una crisis reputacional que implica pérdida de credibilidad, tal y como alertan voces conocedoras de las licitaciones del servicio. El Ayuntamiento de Málaga ya ha retirado la licencia a los de Santa Mónica, donde operaban desde 2019 --primero de manera ilegal y, después, con una licencia temporal-- y en Tarragona han empezado a retirar su flota de 500 patinetes por el mismo motivo.

Según la DGT, los patinetes deben haber sido fabricados para no poder superar los 25 km/h y con una potencia no superior a los 250 vatios. Bird se resiste a confirmar por escrito que cumple ambos requisitos. Fuentes industriales señalan que es debido a su proceso de fabricación, un estándar internacional que es complejo cambiar en un solo país.

Incumplimientos

En las otras ciudades de España, Bird incumple de forma reiterada la normativa y las condiciones de los pliegos por las que se otorgaron las licencias. En Madrid, diferentes asociaciones de vecinos denuncian la acumulación de vehículos de la compañía en distintas zonas de la ciudad. Ello contradice de forma directa la asignación que hizo el ayuntamiento en febrero de 2019, la Ordenanza de Movilidad Sostenible, tanto por el número de patinetes en una misma zona como por el lugar en el que están aparcados.

Fuentes del sector de la micromovilidad aseguran que en la capital, tal y como pasó en Málaga, la firma incumpliría la declaración responsable que firmaron en la que se comprometieron a establecer los vehículos en unas áreas determinadas.

Conflicto de competencias

Otras fuentes conocedoras de la licitación de la localidad aseguran que existe una incomodidad entre los distintos operadores de patinetes. Acusan a Bird de operar con una flota superior a la permitida por las licencias que le fueron otorgadas, hecho que genera una situación de competencia desleal.

Consultadas por este medio, fuentes cercanas al consistorio aseguran que el ayuntamiento está al tanto de este tipo de prácticas abusivas y busca poner remedio a ellas de forma inminente. Contempla incluso revocar la licencia a Bird como ha ocurrido en otros lugares.

Choque en Zaragoza

En Zaragoza, la compañía ha incumplido tres de los puntos que marcaba el pliego  del contrato que ganó en 2019. La concejal de Movilidad de la ciudad, Natalia Chueca, explicó en la comisión de Servicios Públicos y Movilidad del pasado 23 de junio que el consistorio ha decidido no otorgarle a la empresa una prórroga de licencia de actividad mientras no llega la nueva licitación del servicio. Esto supone que el 1 de septiembre dejarán de operar en el municipio.

El director general de Bird en España, Toni Riera, ha manifestado de forma reciente que nunca solicitaron la prórroga a Zaragoza ante la nueva licitación inminente, por lo que niega que hayan sido apeados del servicio actual. El ayuntamiento señala lo contrario y enmienda las declaraciones del ejecutivo.

La situación de ilegalidad en la que incurriría no es nueva. Cabe recordar que, desde 2019, Bird ha sido acusado en diversas ocasiones junto a la también norteamericana Lime de operar de manera ilegal en ciudades como Sevilla. Se indica que la potencia de sus motores no se ajustaba a la normativa de movilidad, hecho que propició las más de 350 denuncias y la retirada de más de 270 patinetes de las calles en lo que llevamos de 2021.

Posible salida de Riera

Los problemas que vive Brid en España preocupan en Santa Mónica, sede central del grupo. En el sector de la micromovilidad ya se comenta que no sería extraño que haya cambios en la dirección en España y se apunta a una salida de Riera.

VanderZanden, fundador y actual director de la compañía, también está bajo la lupa de la opinión pública en su país. Fue acusado en 2020 de implantar una cultura machista en el grupo y de despedir a más de 400 personas de manera colectiva en dos minutos a través de videoconferencia, sin dar la cara. Su mano derecha y jefe de operaciones, Steve Schnell, también protagonizó una polémica laboral en 2020 por sus palabras en la reunión anual de Bird. En respuesta a las numerosas críticas de sus empleados les dijo: “Podéis elegir entre cerrar la boca o iros a la p*** calle”.

Bird parece que no pasa por su mejor momento empresarial. En España, trata de recuperar terreno en un país cuyo negocio está en retroceso. Los próximos meses serán claves para asegurar su futuro en el territorio.