El comportamiento de los principales índices bursátiles da la razón a los que ven en el presente momento económico una suerte de repetición de los llamados happy twenties (felices años 20) del pasado siglo, en referencia al periodo de prosperidad que siguió a la I Guerra Mundial. Tras la crisis provocada por la pandemia, la mayoría de los grandes indicadores cotiza en sus máximos históricos o muy cerca de superarlos, con contadas excepciones entre las que se encuentra el Ibex 35, todavía lejos de recuperar las cotas preCovid-19 y mucho más aún de las más elevadas de su historia.
El funcionamiento de la bolsa como indicador adelantado quedó de manifiesto una vez más en el escenario de la crisis que provocó la irrupción del coronavirus. Aquellos índices que antes iniciaron el rebote tras el desplome masivo sufrido por la renta variable en todo el mundo se corresponden con las economías que más rápidamente comenzaron a levantarse, como han sido los casos de EEUU y Alemania.
La clave de las vacunas
Antes incluso de que los indicadores macroeconómicos comenzaran a dar pistas de por dónde iba a arrancar la recuperación, las bolsas también se adelantaron unos meses al experimentar una notable reacción cuando llegaron las primeras noticias sobre los éxitos en los ensayos definitivos de las vacunas.
En ellas estaba la clave de la recuperación y los inversores no dudaron en responder con mucha más intensidad que con la llegada de otros catalizadores importantes como las medidas de estímulo de los bancos centrales o la aprobación de los fondos europeos.
Recuperación en tiempo récord
Si alguien se fijara exclusivamente en los índices bursátiles, sin tener en cuenta ninguna otra circunstancia, sería incapaz de deducir que el mundo aún trata de superar la considerada como la mayor crisis de los últimos cien años; precisamente desde la que sobrevino tras aquella primera edición de los happy twenties.
Así, indicadores de Wall Street como el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq marcan prácticamente cada semana nuevos máximos históricos. Tras una recuperación en tiempo casi récord, el DAX alemán también cotiza en niveles inéditamente elevados; justamente aquellos que está a punto de superar la Bolsa de París, en una zona de máximos que, también, alcanzó en los albores del siglo XXI, en pleno año 2000, a los que no pudo dar continuidad por la llegada de la crisis derivada del estallido de la burbuja tecnológica y los posteriores atentados terroristas del 11S.
El 'boom' de Amsterdam
Precisamente, París es la bolsa entre las principales del mundo que registra un mejor comportamiento desde que se inició el año, con avances superiores al 18%. Un ritmo que muy pocos índices son capaces de seguir; prácticamente el único que se acerca es el de Ámsterdam, que se consolida como el mercado de moda en Europa tras la caída en desgracia de Londres como consecuencia directa del Brexit.
Hasta la capital de Países Bajos han llegado un buen número de bancos y firmas de inversión anteriormente radicadas en territorio británico, sin duda seducidas por la atractiva fiscalidad del territorio holandés, lo que ha redundado de forma espectacular en el beneficio y el rendimiento del mercado del país centroeuropeo. Desde enero rebota más de un 16% y acumula alzas superiores al 30% en los últimos doce meses.
Italia y España, excepciones
Ni qué decir tiene que también transita por un territorio inexplorado hasta ahora por su elevada altura y, además, sus compañías contribuyen de forma notable a que el índice paneuropeo EuroStoxx50 cotice en sus mayores niveles desde la anterior crisis.
Es precisamente en este punto en el que también se sitúan los máximos históricos de las únicas dos plazas europeas que no sólo no se encuentran en esa zona sino que ni siquiera son capaces de atisbarla. Los mercados de Madrid y Milán también son claros indicadores de qué dos economías han sido más castigadas por la pandemia y también las que más tardarán en volver a sus cifras anteriores a la misma, de acuerdo con las estimaciones de organismos como el Fondo Monetario Internacional o el mismo Banco Central Europeo (BCE).
Aun lejos de las cotas preCovid
Sin ir más lejos, el Ibex 35 sube algo más de un 10% desde enero, ocho puntos por debajo de París, con el agravante de que el castigo que sufrió en 2020 fue notablemente superior; de hecho, el índice de la bolsa española es uno de los pocos del Viejo Continente que aún no ha podido recuperar los registros previos al inicio del desplome causado por la pandemia. Actualmente cotiza en torno a un 10% por debajo de aquellas cotas.
Tampoco su trayectoria es la más destacada en los últimos 12 meses, con alzas del 24,5%, diez puntos menos que los rendimientos de París y Ámsterdam y hasta 20 puntos por debajo de la trayectoria del Nasdaq en 2021. En este punto es incluso claramente superado por Milán, con avances superiores al 30%.
Víctimas de la especulación
En lo que se parecen mucho ambas plazas mediterráneas es en la enorme distancia que les separa de sus máximos históricos, aproximadamente un 43%: unas cimas conquistadas en ambos casos en el 2007 precrisis, con apenas unos meses de diferencia, y que fueron producto de una actividad especulativa que ambos mercados pagaron muy cara en el periodo recesivo posterior.
Los expertos coinciden en señalar que en aquella época la cotización de ambos mercados estaba muy lejos de reflejar cualquier elemento que tuviera una mínima relación con la realidad. De ahí que el Ibex que hoy en día lucha por consolidarse por encima de los 9.000 puntos rozara por entonces los 16.000; y que el MIB 40 milanés superara la cota de 45.000 enteros cuando en la actualidad apenas se sitúa levemente por encima de los 25.000.
El tiempo dirá si finalmente la década iniciada este año se parece a su homónima del siglo XX. Por lo pronto, los inversores no deberían dejar de mirar a la historia, dado que igual que hubo unos happy twenties también hubo un crack del 29. Y un siglo después, los acontecimientos se precipitan a mucha mayor velocidad.