El viaje inaugural del MSC Grandiosa, que recalará mañana en el Puerto de Barcelona / CG

El viaje inaugural del MSC Grandiosa, que recalará mañana en el Puerto de Barcelona / CG

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Los cruceros regresan a medio gas a Barcelona

MSC protagoniza la vuelta de los buques de recreo a la Ciudad Condal entre medidas sanitarias muy duras y con retraso respecto a Italia y Grecia

25 junio, 2021 23:33

Los cruceros regresan a medio gas a Barcelona. La naviera MSC protagoniza hoy la vuelta de los buques de recreo a la Ciudad Condal después de más de un año sin grandes naves en el Puerto de la capital catalana, el primero del sector en toda Europa antes de la pandemia. 

La Autoridad Portuaria (APB), que comanda el recién nombrado Damià Calvet (Junts), dará la bienvenida a la compañía con sede en Ginebra (Suiza), que para la ocasión ha confiado la reanudación de sus operaciones de escala y embarque en el MSC Grandiosa, uno de los buques más modernos de su flota. La nave completará los itinerarios de MSC en el Mediterráneo Occidental, pero lo hará bajo fuertes medidas sanitarias para evitar brotes de coronavirus entre el pasaje o la tripulación. 

Test y servicios sanitarios propios

Los cruceristas se someterán a dos test de detección del virus, uno antes de embarcar y otro durante el crucero. La tripulación, por su parte, pasará tres cribajes de Covid-19, que se repetirán semanalmente. Los pasajeros, que llevarán pulseras para facilitar su seguimiento en caso de un positivo, solo podrán bajar a tierra en los llamados grupos burbuja. Si se detectara una infección, MSC ha acondicionado espacios de aislamiento a bordo. 

La naviera ha previsto también servicios sanitarios internos para evitar saturar la red asistencial local en caso de un brote con múltiples infectados. Antes, pide usar la mascarilla en todo momento y mantener la distancia de seguridad, algo que, dice, conseguirá vendiendo menos pasajes y llenando solo el 75% de las plazas. Asimismo, promete más y mejor ventilación y "permanecer vigilante" contra el virus . 

Retraso

La vuelta de un gran crucero a Barcelona es posible gracias a una orden dictada por el Ministerio de Transportes el 7 de junio, que anuló el cerrojazo de los puertos españoles que conllevó una resolución anterior de 23 de junio de 2020. Ahora, 19 días después, Barcelona, puerto líder de la industria en el Mediterráneo, recibe su primer buque de recreo internacional.

En puridad, no será el primero de una compañía extranjera en la Península, pues Málaga ya acogió el Mein Schiff 2 de la alemana Tui el 15 de junio, y Cartagena recibió la misma escala el 19 de junio. Ambas plazas son parte de un itinerario a las Islas Canarias, donde la actividad se retomó en diciembre de 2020. Más lacerantes son las comparaciones con Italia, que lleva semanas permitiendo las escalas, y Grecia, con un escenario similar. 

La industria protesta

Este escenario de cierre de los puertos españoles con respecto a destinos rivales llevó a la patronal Clia a quejarse de que los buques se estaban desviando a plazas competidoras. A finales de mayo, la organización empresarial publicó un manifiesto en el que pedía la vuelta a la normalidad en España. El ente que preside Alfredo Serrano recordaba que el sector generó un "impacto económico de 6.000 millones de euros" en 2019 y que 50.000 empleos dependen de esta industria. 

El Gobierno cumplió tarde, pero es que la Generalitat de Cataluña también. El Procicat, el ente de coordinación de las emergencias en la región, demoró la publicación del plan sectorial que permitía operar cruceros de cabotaje --con itinerarios en puertos nacionales--, como explicó este medio. Finalmente, la Administración autonómica cumplió, aunque lo hizo después de otras autonomías. 

Debate en la ciudad

El tercer factor que pone dudas a la actividad crucerista en Barcelona es la estrategia del ayuntamiento. El gobierno municipal de Ada Colau se ha mostrado partidario de limitar la actividad, alegando que "sobrecarga" de turismo la urbe y que genera polución. También ha tejido una relación más que conflictiva con el Puerto de Barcelona, por este y otros motivos, como el proyecto de subsede del Museo Hermitage.

De hecho, la propia MSC fue una de las perjudicadas de esta oposición del Ejecutivo local, por cuanto su proyecto de terminal propia en la dársena barcelonesa ha pasado los trámites administrativos --lo hizo el 31 de mayo al lograr la concesión de la APB-- tras una dura negociación y la firma de un protocolo Ayuntamiento-Puerto para alejar las naves de la ciudad y concentrarlas en el Muelle Adosado.