La batalla fiscal planteada entre el Gobierno central y la Comunidad de Madrid se ha enfocado en la bonificación por parte de esta última a impuestos como los de Patrimonio y la práctica eliminación del de Sucesiones y Donaciones. Sin embargo, para una gran parte de la población el principal estímulo tributario de los últimos gobiernos madrileños ha estado en los rendimientos del trabajo, con las rentas medias y bajas como principales beneficiadas. El paralelismo con Cataluña, la otra gran contribuyente al PIB de España, resulta muy significativa, con diferencias que alcanzan los 9,5 puntos porcentuales en algunos casos.
Para llevar a cabo la comparación, se debe recordar que en el caso del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), en el que se incluyen los rendimientos laborales, el Estado recauda una parte, con tramos y tipos de gravamen comunes para todos los territorios, excepto los que disfrutan del régimen foral (Euskadi y Navarra). Del resto, se encargan las Comunidades Autónomas, que cuentan con un margen de diez puntos, al alza o a la baja, para ajustar su políticas fiscales y sus ingresos.
Los tipos más altos
En este punto del tramo autonómico es, por lo tanto, en el que las diferentes Administraciones pueden marcar la diferencia. Como en el resto de los tributos, la estrategia fiscal de la Comunidad de Madrid en las últimas legislaturas también ha sido la de reducir de forma progresiva este tramo, mientras que en el caso de Cataluña presenta uno de los tipos más elevados de toda España.
A modo de ilustrar las diferencias para un mismo contribuyente en ambos territorios, se refieren a continuación casos particulares para diferentes tipos de rentas; como se comprobará, las diferencias más evidentes se dan en las medias y, sobre todo, en las más bajas.
Casos prácticos
Precisamente, el punto de partida será el ejemplo para una renta de 20.000 euros anuales, que cuenta con un tipo del 9,5% en el tramo nacional. En el caso de la Comunidad de Madrid, la mayor parte del tramo autónomico al que afecta esa renta está gravado al 9%, lo que ofrece un total del 18,5%. En el caso de Cataluña, esta cifra se va hasta el 21,5%, toda vez que el tipo mínimo del tramo autonómico en su caso es del 12%.
En términos absolutos, una renta de 20.000 euros pagará en Madrid en concepto de IRPF poco más de 4.100 euros, es decir, un tipo medio del 20,5%. En el caso de Cataluña, la cifra se iría hasta los 4.535 euros, lo que implica un tipo medio del 22,7%.
Un 9,5% menos para rentas bajas
De este modo, un contribuyente con renta baja pagará en Madrid el 9,5% menos que en Cataluña. O, lo que es lo mismo, una diferencia de unos 435 euros al año que representa en torno al 2,25% de su renta y que se aproximaría a un 40% de su sueldo neto mensual. Es decir, supone que el contribuyente que tributa en Madrid dispone en su bolsillo de un extra de cerca de medio mes de rendimiento del trabajo, algo nada desdeñable para cotas de renta tan bajas.
Para una cantidad algo superior, 30.000 euros anuales, la historia es muy similar. En el caso de la Comunidad de Madrid, el tramo autonómico máximo que tendría que asumir el ciudadano sería del 11,2%, frente al 14% de aquél que, con los mismos ingresos brutos, tributara en Cataluña. En este caso práctico, el contribuyente afincado en la región central asumiría un pago total de unos 6.925 euros, una cifra que se iría hasta muy cerca de 7.430 euros en el caso de rendir cuentas al Fisco catalán.
Más de 500 euros al año de ahorro
En este último supuesto, el tipo medio se sitúa en torno al 24,75% frente al 23,1% de Madrid. A efectos prácticos, el trabajador madrileño pagaría un 6,5% menos que el catalán por este concepto, algo más de 500 euros extra para su bolsillo.
Las diferencias se estrechan conforme los rendimientos del trabajo son más elevados. Por ejemplo, para una renta de 60.000 euros, que presenta un tipo máximo del 18,5% en el tramo nacional, el autonómico en Madrid llega incluso hasta el 21%,aunque al caso particular de este contribuyente tan sólo le afectaría en algo más de una décima parte del rendimiento total. Algo muy parecido a lo que se da en Cataluña, donde solo se supera en medio punto superior el gravamen autonómico, hasta el 21,5%.
Las diferencias se estrechan
De resultas, esta renta debería pagar 17.730 euros en concepto de IRPF en Madrid y un 3,8% más en Cataluña (en torno a 18.410 euros). En este caso, los tipos medios se estrechan de forma significativa, con apenas un punto de diferencia entre el que se da en Cataluña (30,6%) y en Madrid (29,55%).
Y aún se acortan más para el caso de una renta de 100.000 euros, que soportaría un tipo medio del 35,15% en la Comunidad de Madrid y poco más de un 36% en Cataluña. Aquí, cabe tener en cuenta que en los últimos 10.000 euros tributarían a un tipo del 23,5% en el tramo autonómico frente al 22,5% de Madrid.
Bonificar Patrimonio
En este caso, el contribuyente madrileño pagaría casi un 3% menos, en torno a 35.130 euros. Es una diferencia de algo más de 1.000 euros anuales en términos absolutos con una renta idéntica en Cataluña.
Para estos ingresos y, especialmente, para los más elevados, el principal estímulo tributario de la Comunidad de Madrid se encuentra en otro tipo de impuestos, en especial el de Patrimonio, bonificado prácticamente al 100%, lo que permite a los contribuyentes un ahorro anual próximo a los 1.000 millones de euros. Si Madrid es ese paraíso fiscal y Cataluña aquel infierno que algunos pintan, parece claro que lo son para aquellos sufridos ciudadanos que llegan con más estrecheces a cada final de mes.
Compromiso de nuevas rebajas
El nuevo Gobierno que saldrá de las elecciones a la Comunidad de Madrid celebradas el 4 de mayo tiene el compromiso de rebajar aún más el tramo autonómico del IRPF en el territorio antes de 2023, cuando finalizará la legislatura.
De cumplir con él, las diferencias se ampliarían aún más así como el trecho hasta la armonización fiscal que defiende el Ejecutivo central, cuya pelea contra la Administración que lidera la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, promete contar con nuevos capítulos.