Es el "pelotazo" imposible de Ada Colau en la parcela que ocupará el museo Hermitage. La alcaldesa de Barcelona ha desacreditado hoy la inversión, tildándola de "operación urbanística", obviando que los promotores llevan siete años luchando por el proyecto cultural, cuando el resto de usos, como las oficinas o el comercial, son libres.
La primera edil ha indicado en el programa Els Matins de TV3 que "no es el Hermitage, un museo que todos queremos, pero que está en Rusia. Se trata de una propuesta para abrir una franquicia de este museo en Barcelona a primera línea de mar, en una parcela muy codiciada por mucha gente", ha señalado. A renglón seguido, la jefa de corporación ha indicado que el promotor "es un fondo de inversión" cuyo proyecto "se revalorizará en unos años".
Años persiguiendo el proyecto cultural...
La teoría de la operación urbanística en el terreno sobre el que se levantará el museo Hermitage en el Puerto de Barcelona es difícil de defender, cuando no imposible.
El proyecto lleva nueve años en gestación, impulsado por el fondo Varia y Cultural Development Barcelona, siete de ellos pendiente del convenio ayuntamiento-Autoridad Portuaria.
...y el resto de usos libres
En el mismo sentido, las dos compañías podrían haber empezado ya a construir el inmueble con otro uso. Es lo que fija la tercera modificación del planeamiento urbanístico de la Nova Bocana del Puerto.
Las normas permiten al titular de la concesión de los terrenos elevar inmuebles de uso diverso, como oficinas y comercial, sin esperar al sí del ayuntamiento. Solo deben ceñirse a la normativa portuaria vigente. Las fuentes cercanas al proyecto insisten en el objetivo de asignar a la pastilla un uso cultural, pues de lo contrario las obras podrían haber empezado pese a los continuos vetos de la Administración local.
Negativa municipal
La pintoresca teoría de Colau tienen lugar después de que el Ejecutivo local anunciara que vetará al construcción de la subsede de la pinacoteca rusa. El bipartito sociocomún, con la abstención del PSC, aprobó la semana pasada no autorizar el convenio con el Puerto que permitiría elevar y abrir el centro cultural.
El no municipal tiene lugar pese a que decenas de entidades vecinales y empresariales han pedido al equipo de Colau que autorice la construcción del espacio, y a que el propio Puerto ya ha aprobado la concesión.