La empresa Majolaperla, domiciliada en Barcelona, se he hecho con la histórica compañía mallorquina Majorica, dedicada a la creación y comercialización de artículos de moda basados en perlas y materiales nobles. La firma, fundada hace más de un siglo, suspendió pagos en 2020 tras perder gran parte de sus ventas por la pandemia de coronavirus.
Finalmente, la sociedad catalana, cuya actividad también se centra en la producción y comercialización de perlas, joyas y bisutería, ha logrado hacerse con el control de la cadena. Lo ha hecho con una oferta de 12,3 millones de euros, que ha sido aceptada por el juez instructor en la resolución de la subasta, que abrió este mes después de rechazar las propuestas iniciales presentadas por varias empresas.
160 empleados seguirán
El juez ha cerrado así un periodo de deliberaciones que se ha alargado durante cinco meses y ha dado luz verde al proyecto de la compradora catalana, cuya oferta es un 40% superior a la presentada inicialmente y la más alta entre las cinco que se han presentado. Las otras cuatro las enviaron Inversiones Cas Germans, Jofra Deca, Nova Mallorca Inversions y Sobior.
El plan de Majolaperla permitirá la continuidad de 161 empleados del fabricante de perlas mallorquín. Se trata de 65 puestos de trabajo más que los planteados inicialmente, aunque solo cubre el 89% de la plantilla actual y se queda lejos de los 280 trabajadores que había al llegar a la suspensión de pagos.
Continuidad de las tiendas
La operación asegurará además el mantenimiento de dos tiendas icónicas de la marca ubicadas en Manacor y Portocristo, así como los puntos de venta principales de la compañía, como en El Corte Inglés. Además, la adquisición contempla un plan de inversión en la isla por un valor de 800.000 euros.
Cati Ginard, representante de CCOO en el Comité de Empresa de Majorica, ha valorado positivamente que se haya revisado al alza los empleos, que era la "principal prioridad" para el sindicato. Aún así, ha expresado preocupación por los otros compañeros "que se quedan fuera", en un momento en el que el Comité está pendiente de sentarse a negociar el futuro de los trabajadores.