La crisis económica detonada por la pandemia de coronavirus ha provocado un gran crecimiento en el número de quiebras vividas en empresas, pero sobre todo entre autónomos y particulares. En el primer trimestre de 2021, el número de deudores concursados se disparó un 86,5% con respecto al año pasado, cifra que se eleva al 137% en el caso de las personas físicas.
Es decir, en un año, la cantidad de personas que ha acudido a concurso de acreedores por no poder hacer frente a sus deudas se ha más que doblado hasta superar el millar de procedimientos (1.009). Una situación que ha golpeado con especial dureza a quienes se dedican a las actividades económicas con más afectación por el Covid.
Restauradores y peluqueros
Según Antonio Pastor, abogado y socio del despacho Círculo Legal de Barcelona, los perfiles que más acuden en los últimos meses a este tipo de concursos “son sobretodo restauradores, peluqueros o peluqueras, ópticas y alguna profesión liberal con pocos clientes como consecuencia de la revolución digital”.
Sandra López, abogada y mediadora concursal de Deudafix, coincide y, además de la hostelería y las ópticas, añade que son recurrentes los casos entre “pequeños empresarios y autónomos” que llevan negocios como perfumerías, centros de uñas y centros estéticos.
Dentistas y esteticistas
López apunta que este tipo de establecimientos no han podido sustentar su nivel de ingresos a causa del coronavirus, con el ejemplo de “los centros estéticos, de temas faciales o botox”, que “han decaído mucho en su clientela” por esta razón. También han recibido un fuerte impacto los centros médicos privados, como los dentistas.
La abogada habla de “autónomos que no han podido generar ingresos económicos pensando que el Covid iban a ser dos meses e iban a poder reabrir”. Con esta expectativa de futuro, “han pedido préstamos”; sin embargo, ahora se encuentran con que “no pueden abrir”.
Una segunda oportunidad
Pastor señala que en la mayoría de casos de estas características lo más útil es acogerse a la ley de la segunda oportunidad, “que permite a las personas físicas exonerar todo el pasivo que no haya satisfecho si cumplen una serie de requisitos”. Sin embargo, en otras ocasiones no es necesaria una quita completa y se puede negociar una simple reestructuración de la deuda --con los acreedores o con otras entidades financieras--.
En cualquier caso, y pese a lo distinto de cada situación, López destaca que “la mayoría coinciden en que ni siquiera sus familiares son conscientes por la vergüenza que sienten de la situación”. Ello “les genera incluso problemas de depresión” y de “ansiedad”, por lo que la abogada considera necesario mejorar la ley mencionada para facilitar el acceso a las notarías y garantizar el buen funcionamiento de los concursos: “Es una solución legal muy eficaz, aunque la ley debería tener reformas para dar una eficacia aún mayor”, concluye.