Iberdrola podrá arrancar antes de que finalice 2021 uno de sus proyectos más ambiciosos, el de la construcción de su primer parque de eólica marina en EEUU. Avangrid, filial norteamericana de la eléctrica, ha obtenido el último de los permisos, dependiente del Gobierno federal, que da luz verde definitiva al desarrollo de Vineyard Wind 1, con la instalación de 800 megavatios de potencia en las costas de Nueva Inglaterra.
La aprobación del proyecto por parte del Bureau of Ocean Energy Management de EEUU permite asegurar un desarrollo que abastecerá de energía limpia a una población de unas 400.000 hogares y negocios de Massachusetts.
1.300 MW en Europa
La eólica marina se ha convertido en los últimos años en la gran apuesta de Iberdrola en renovables, con múltiples parques ya en marcha o en diversas fases de construcción en Europa.
En concreto, actualmente posee una potencia instalada de 1.300 MW en los proyectos de Alemania y Reino Unido, que completará con otros 2.600 MW que proporcionarán los parques que están en pleno desarrollo.
Más proyectos en Norteamérica
Si a esta cartera se suman los proyectos que están listos para su desarrollo, mayoritariamente a falta de trámites administrativos y burocráticos, Iberdrola completa unos 19.000 MW en esta tecnología, que ha protagonizado buena parte de las últimas grandes inversiones de la compañía que preside Ignacio Galán.
En el caso de EEUU, además de Vineyard Wind 1, Avangrid es socio de Park City Wind, un proyecto de 804 MW en el Estado de Connecticut y analiza proyectos en áreas frente a las costas de Massachusetts y Rhode Island la promoción de hasta 3.500 MW.
El empuje de Biden
En el Atlántico medio, Avangrid Renewables está desarrollando además Kitty Hawk Offshore Wind, con una capacidad instalada de 2.500 MW para producir energía limpia en Virginia y Carolina del Norte, según explica la compañía en un comunicado.
La llegada de la Administración Biden ha sido el espaldarazo definitivo para un proyecto que acumula retrasos sobre lo previsto debido al bloqueo que sufrió durante el mandato del anterior presidente norteamericano, Donald Trump, que no apostaba por los avances de la energía verde como un asunto capital para su estrategia.