Dos pagadores. Esa es la cuestión. Y uno de ellos no ha hecho los deberes. Los trabajadores a los que se les ha aplicado un ERTE en el último año por la pandemia del Covid han recibido dinero del SEPE, el Servicio Público de Empleo del Estado, pero también por parte de sus propias empresas. Y ese primer pagador, el SEPE, no ha retenido la cuantía que correspondía en concepto de IRPF. La diferencia la deberá pagar ahora el trabajador en la declaración de la renta. Una circunstancia que provocará la presentación de dos millones más de declaraciones en toda España --de ellas, entre 350.000 y 400.000 correspondientes a ciudadanos catalanes--, y en la casi totalidad de los casos esa declaración comportará un pago inesperado. ¿Pero qué es lo peor que les puede suceder?
Lo peor es una sucesión de malas prácticas o de cálculos erróneos. Lo peor que le puede pasar a un trabajador en situación de ERTE es que “haya cobrado de más, que no sepa qué debe devolver; que deba pagar un impuesto por una cantidad que no ha cobrado realmente y que después deba hacer una rectificación de la liquidación pidiendo la diferencia porque ha pagado un poco más de impuestos”.
Así afecta el ERTE a la declaración de la renta 2021 / ASESORIA GD
Esa es la situación que expone Montse González, vicepresidenta primera de la Asociación Profesional de Técnicos Tributarios de Cataluña y Baleares, que augura un cierto colapso en la campaña de la declaración de la renta si Hacienda no pone remedio y atiende, de forma presencial, a los miles y miles de ciudadanos que se pueden ver atrapados en un bloqueo burocrático.
¿Cuándo regulariza el SEPE las cantidades?
Será un difícil proceso para todas aquellas personas que en 2020 cobraron el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y que no habían sido declarantes anteriormente, y para las que estuvieron inmersas en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y que superaron los 14.000 euros anuales. La previsión de los técnicos tributarios es que a todos aquellos que entre la prestación del ERTE y el salario de la empresa superen los 14.000 euros anuales deberán hacer la declaración, y, además, “les saldrá a pagar” a casi todos.
¿Pero cuál es el problema? Muchos de estos trabajadores no saben qué cantidad les han pagado de más. Y, en todo caso, la habrán gastado por las duras circunstancias vividas durante la pandemia. El SEPE --eso entra en el capítulo de “lo peor que le puede pasar a un trabajador en ERTE-- envía a la Agencia Tributaria las retribuciones a través de la misma fórmula que utiliza una empresa, el modelo 190. Allí fija la retribución que consta que se ha pagado al trabajador, y éste recibe los datos fiscales y puede darse cuenta de que ha cobrado más de lo que le tocaba.
La pega está en que el SEPE regulariza esas cantidades los días 15 de cada mes, al enviar nuevos expedientes de modelos 190 a la Agencia Tributaria, que se acaban revisando todos los datos.
¿Llegarán a tiempo todas esas actualizaciones para que ese trabajador en ERTE sepa, en el momento en el que realice su declaración, qué ha cobrado de más? Ahí llega el problema. Los técnicos tributarios aconsejan que se espere hasta el 15 de junio, cuando el SEPE acabe de regularizar todas las cantidades percibidas. Pero la campaña de renta finaliza el 30 de junio. El colapso está garantizado.
Los más castigados son, sobre todo, aquellos trabajadores relacionados con la hostelería y con los comercios minoristas de centros comerciales en Cataluña, que fueron los que más tiempo estuvieron cerrados.
La "empatía" de Hacienda
Ante todo eso, ¿qué hacer? Mientras Hacienda pone en marcha la campaña, con el deseo de lograr el máximo de ingresos, los técnicos preparan el terreno con dos máximas: ajustar todo lo posible la declaración a los datos fiscales de los que disponemos, y recurrir todas las sanciones que puedan llegar después. Hacienda “presentará requerimientos, seguro”, señala el vicepresidente segundo de la asociación, José Amate. Pero los técnicos piden “empatía” a la Administración y que tenga cintura con trabajadores que no tenían por qué hacer la declaración, al no llegar al mínimo, y que no habían interiorizado que ahora, en pocas semanas, deban pagar cuantías que podrían llegar hasta los 1.000 o 1.500 euros.
¿Lo peor? La indefinición y la falta de previsión de la Administración, las demandas que pueda formular Hacienda y los cálculos erróneos,