Carles Navarro Vigo (Barcelona, 1964) es un hombre de Basf. Se ha responsabilizado de diferentes áreas en la multinacional química alemana en países como Turquía o Canadá y ahora lo hace para España y Portugal como director general. Ingeniero químico por el Instituto Químico Sarrià (IQS), y máster en Dirección de Marketing por Esade, Navarro se comunica de forma diáfana, con todos los datos de su empresa en la cabeza y con una hoja de ruta muy centrada en el gran reto de estos tiempos: la descarbonización y la apuesta sin ambages por la economía circular. Basf, determinante desde hace 50 años en las comarcas de Tarragona, con inversiones también en toda España, es un buen termómetro para saber qué ocurrirá en los próximos meses en la economía mundial y en España en particular. Y los vientos son buenos: la recuperación es un hecho, porque la demanda que experimenta la multinacional va en aumento, teniendo en cuenta que los productos químicos están presentes “en el 95% de los procesos en la cadena de valor”. Todo es química, se podría decir. Navarro, en esta entrevista con Crónica Global, destaca cómo Basf ha apostado por un hub digital en Madrid: “En Madrid hay más disponibilidad de talento digital y menos rotación”, en comparación con Barcelona.
--Pregunta: ¿Los resultados de Basf en lo que llevamos de 2021 inducen a pensar que se ha entrado ya en la recuperación?
--Respuesta: Lo que vemos en el primer trimestre anticipa una recuperación clara, en comparación con el pasado año, cuando caímos un 15% en ventas. Un 12% fue por los menores volúmenes entregados y un 3% por los precios. Lo que pasó es que, fundamentalmente, la automoción, con un parón drástico, nos llevó a detener también la producción. Por otro lado, aumentamos la producción de todo lo relacionado con los detergentes y los desinfectantes. También vendimos más en productos de protección agrícola y packaging. Y lo que vemos ahora es un crecimiento claro, con las fábricas de coches ya con una producción al 80% o 85%. Lo que decimos claramente es que somos optimistas de cara al 2021.
--Pero, ¿en qué momento se recuperará el nivel previo a la pandemia?
--No es descartable, en nuestro caso, que sea durante este mismo año. Hay incertidumbre, y escasez de materias primas. Y un incremento de la demanda de los semiconductores, que no se normalizará durante unos seis meses. Eso ralentiza la producción. Y también no hay que olvidar los posibles giros que podamos tener con la pandemia, si aparecen nuevas cepas. Habrá que ver cómo se comporta el verano y la demanda real del mercado, pero la perspectiva es buena, es que se recupere el nivel al final de este mismo año.
Carles Navarro: "La disponibilidad de talento digital hace que Basf apueste por España" / CG
--¿Basf entrará en los planes para aprovechar los fondos de reconstrucción de la Unión Europea?
--Tenemos varios proyectos y deberemos ver cómo encajan con los fondos. Pero la verdad es que será complicado. Las condiciones son exigentes, con el concurso de varias empresas, medianas y pequeñas, de forma transversal. Y todo ello es difícil de acompasar en una empresa química, que exige tiempos de maduración largos para cualquier proyecto. Pero desde Basf seguimos invirtiendo, los fondos no nos condicionan.
--¿Hay planes propios, por tanto?
--Sí, vamos a acometer este año la mayor inversión de nuestra historia aquí, con 60 millones de euros. También invertimos el pasado año. No hemos dejado de hacerlo, lo que demuestra nuestro compromiso con el territorio. En La Canonja (Tarragona), se absorbe un 50% de esa inversión, con mejoras en seguridad e incremento de capacidad. También se destina parte de esa inversión a una fábrica en Tarragona para propileno, para aumentar su producción, con 12 millones de euros. E invertimos también en Guadalajara, con pinturas para la automoción, para cadenas de coches y talleres de reparación. Se trata de equipamientos para asegurarnos el futuro, apostando por la tecnología.
--También han invertido en Madrid, en un hub tecnológico que quieren convertir en un referente.
--Sí, comenzó en 2019 y contamos ya con 140 personas, que serán 300 a finales de año. Se trata de ofrecer servicios digitales a toda la red de Basf mundial, de forma interna, pero también para todo el mundo, para Shanghái y Estados Unidos. Es el primer centro fuera de Alemania, con un talento local muy calificado y bueno, y con unos costes de eficiencia muy razonables.
¿Y por qué no Barcelona? Sorprende esa elección, si atendemos a la característica de Barcelona como ciudad de talento tecnológico, con muchas empresas tecnológicas.
--Llevamos a cabo una tarea muy eficiente, con consultores, para determinar la ubicación del hub tecnológico. Barcelona estuvo en el análisis, pero hubo un dato importante y es la disponibilidad de talento digital, menor a la de Madrid. En Barcelona teníamos ficheros con 18.000 personas, por las más de 30.000 de Madrid, y con costes más o menos iguales. En Barcelona hay un desarrollo fantástico, pero también mucha más competencia y mayor rotación. En Madrid hay más disponibilidad de talento digital y menos rotación. Y se optó por esta ciudad.
--La idea que se defiende en Cataluña, en cambio, es la contraria.
--En Madrid hay más profesionales, con más empresas y de mayor dimensión de las que nos servimos nosotros. Hay banca, ingenierías, con un talento que ha visto en Basf una oportunidad que, incluso, nos ha llegado a sorprender: quieren trabajar para alguien que fabrica cosas. Es una cuestión que han comentado mucho. Es una motivación adicional para este tipo de profesionales que podemos aprovechar.
Carles Navarro: "Animo a las empresas a formar en FP dual" / CG
--En diferentes ocasiones, empresas multinacionales como Basf han expresado la dificultad de contar con trabajadores preparados, con profesionales especializados. ¿Ocurre ahora en el sector de la química?
--No lo diría así. Hemos tenido una situación privilegiada, desde hace 50 años en Tarragona, con una proximidad con el Puerto de Tarragona, con buenas comunicaciones y con universidades. La actividad es muy intensiva en inversión, en uso de energía, pero con relativamente poco personal, comparado con otros sectores industriales. Lo que necesitamos es un núcleo de personas muy bien formadas, que quieran estar toda una carrera profesional con nosotros y los encontramos en la formación profesional. Tampoco he visto que las empresas de otros polígonos, en Tarragona, tengan problemas, porque se ha producido un equilibrio entre oferta y demanda. En Barcelona también lo vemos, con profesionales que surgen de la UB, del IQS de Sarrià o de la UAB.
--Precisamente, esa cuestión es capital en Cataluña, la de la Formación Profesional Dual, con la percepción de que el Govern mantiene ese proceso paralizado. ¿Debería ir más rápido?
--Necesitamos tiempo para desarrollarlo con plenitud. Se trata de la recuperación de lo que era la figura del aprendiz, de otra manera, claro. Lo que se debe conseguir es una corresponsabilización entre la empresa y los institutos de formación profesional. En España comenzó en 2012, y nosotros ya iniciamos un programa propio en 2013. En toda España hay 890.000 estudiantes bajo esa fórmula de formación profesional dual, pero hay muchos más jóvenes, y se debería extender esa fórmula. De hecho, debería ser lo habitual, la opción por defecto como ocurre, incluso, en países como Portugal. Todo lo que sea mejorar la formación profesional dual nos mejorará como sociedad. La inserción laboral es 20 puntos superior a la FP normal y 40 puntos al promedio de la educación universitaria. El 60% de nuestras posiciones se cubren con la FP dual. La educación universitaria está muy bien, pero es un error pensar que ofrece más oportunidades. En Basf ofrecemos más plazas para FP que para técnico superior. Un operador de planta química sale de esos estudios. Es un operario químico. Estamos muy contentos con esa experiencia. Cuando tienen el título ya pueden trabajar con todas las garantías.
Carles Navarro: "El modelo de formación de FP dual es apto para pequeñas y medianas empresas." / CG
--Es el modelo alemán el que ha imperado, entiendo, que parte de la contratación por parte de la empresa y de la búsqueda, por parte de ésta, del centro que mejor se adecúa a los estudios que se requieren, y no al revés, como se ha practicado o se practica.
--Lo que nos caracteriza es que es una formación profesional dual transnacional. Colaboramos con el Instituto Compte de Rius de Tarragona. Son 28 meses, con nueve meses de prácticas remuneradas, seis de ellos en Tarragona y tres meses en Alemania, en la sede central. Se trata de que trabajen también en Alemania. La estancia está pagada, y algunos se quedan allí. En la empresa están encantados, porque hay escasez de talento y de trabajo. Se paga bien y permite aprender mucho.
--¿De qué cantidad de alumnos hablamos?
--Por ahora son 150 alumnos, que han acabado la formación, y que han entrado en distintas promociones. De ellos 80 están trabajando en Alemania, y algunos siguen estudiando. Otros están en Tarragona.
--Por tanto, como se apuntaba, es la empresa la que busca el centro de formación.
--Se ha visto históricamente la oferta que había, y nos decantamos por colaborar con los centros que colmaban las expectativas, teniendo en cuenta que también formamos a los profesores. Debería ser, como decía, el standard de todas las empresas, pero no solo las grandes. Creo que es un modelo también para las medianas y pequeñas empresas. También pueden optar. Lo que necesitas es tener a los estudiantes y que alguien los pueda monitorizar, en contacto con el centro de FP. Animo a las empresas medianas a que apuesten por ello.
Carles Navarro: "Invertir en energías renovables es positivo." / CG
--¿Basf confía en Cataluña, más allá de las dificultades institucionales, de lo que ha pasado en los últimos años, de la imposibilidad, por ahora, de formar un nuevo Govern?
--Lo que percibo es confianza, porque entonces no hubiéramos acometido esa inversión de 60 millones, que es importante. Tarragona es el centro más importante del Mediterráneo. Es estratégico. Con el tercer vial ferroviario de ancho europeo, que estamos a punto de tener, nuestros productos viajarán de forma más segura, y con un menor coste medioambiental. Tenemos proyectos internos muy importantes, que no se pueden explicar todavía porque no están decididos en el seno de Basf, y que compiten con otros emplazamientos, pero el compromiso es total, con presencia en Castellbisbal, en la Zona Franca o en el sur de España. Hay confianza y hay sintonía.
--¿A pesar de las instituciones?
--Cuando haces una inversión, en el sector químico, la haces a 30 años vista, para que sea rentable. Eso es un compromiso con el territorio.
--¿Esas inversiones, realmente, lo aseguran?
--Sí, la industria es difícil de deslocalizar. Los servicios es diferente. La industria puede entrar en crisis, pero no se puede acometer un gran cambio. Son procesos más lentos. Con la crisis de 2008 no se despidieron trabajadores, porque se sabía que cuando repuntara se necesitaría gente preparada, gente a la que has formado. Además, en nuestro caso, sabemos que la química es necesaria, está presente en todos los procesos de fabricación, en el proceso de descarbonización y en la economía circular.
--Usted sostiene que existe tecnología para reconvertir todo el proceso, para lograr una enorme reducción de CO2 en toda la cadena de valor.
--Sí, se pueden impulsar procesos alternativos para generar menos CO2, si disponemos de energía verde a coste razonable. Es el cuello de botella. Si no la tenemos a coste razonable, nos podemos olvidar de la descarbonización.
--Pues en Cataluña se apuesta por una moratoria de las energías renovables.
--Lo que digo es que nos irá mejor a medida que tengamos más energía verde, que se debería producir de forma exponencial. Y es igual donde esté la energía. En todo caso, debería estar en todos lados, y es un problema que no ocurra. Por eso, desde Basf estamos invirtiendo en nuestros propios proyectos, en el mar Báltico, para consumir nosotros mismos esa energía. Debo decir que en España estamos a punto de eliminar la energía eléctrica producida por carbón, cosa que no pasa en Alemania, donde todavía se cuenta con el carbón, después de dejar a un lado la energía nuclear. Y en el resto del mundo todavía se crean nuevas plantas a partir del carbón como combustible. No debería ser así.
--Hay expertos que sostienen que, pese a todo, la energía renovable no podrá cubrir la potencia de energías como el petróleo. Que se trata de un sueño imposible, si no se quiere cambiar el modelo socio-económico.
--La cuestión es que muchas de las energías renovables son difíciles de almacenar, y no están disponibles las 24 horas. Pero hay nuevas fórmulas, como la termosolar, que sí pueden operar durante todo el día. Estamos en un momento de transformación y de investigación constante.
--El Círculo de Economía, en su comisión sobre la transformación energética, señala que será ya un riesgo, por parte de las empresas, que no adopten el modelo de economía circular. Pero, ¿cómo se afronta?
--La economía circular está asociada a lo sostenible. Gastamos mucho más de lo que el planeta puede regenerar. Y eso es una receta hacia el desastre. Los recursos deben estar continuamente en circulación, desde el diseño hasta el aprovechamiento final. Un residuo es un recurso en el lugar equivocado, que no sabes cómo aprovechar. Y lo que se busca es un reciclaje químico. Lo hacemos nosotros. De todo el proceso de descomposición sale materia química, que puede entrar, de nuevo, en el inicio del proceso. Eso se puede poner en práctica respecto a los neumáticos de coches, o los colchones de poliuretano. Se trata de una industria que crecerá de forma exponencial.
--Las empresas se acogen a los llamados objetivos ODS, de Naciones Unidas. ¿Han sido demasiado ambiciosos?
--Son objetivos necesarios, y aspiracionales. Pero, mirando hacia atrás, vemos que hemos recorrido una tercera parte ya del tiempo indicado, y no hemos logrado la tercera parte de los objetivos. Para mí, lo más importante es el objetivo 17, el de las alianzas, que debe estar detrás de todo. Para avanzar se debe contar con todos los actores, es imprescindible. Como ha apuntado Chomsky, o ‘colaboración o extinción’. Eso es lo que está en juego, la manera de producir energía. Y tenemos unos 20-30 años para hacerlo, antes de que se disparen mecanismos de no retorno.
--¿El corredor mediterráneo será un hecho y es la solución para sectores como el químico, desde Tarragona?
--Ha habido muchos retrasos. Pero hay un calendario de las obras para acabarlo en 2022-2023. El tercer hilo ferroviario de ancho europeo estará operativo y ya nos solucionará bastante las cosas. En Europea el porcentaje de intermodalidad, con la participación del tren, es casi del 20%. En España, es del 5%. El Ministerio de Industria lo sabe, y la apuesta se debe centrar en esa transición necesaria, con el transporte ferroviario.
--¿El sector se ha recuperado por completo tras el accidente de la empresa IQOXE?
--Estamos pendientes de las investigaciones. No tenemos todavía resultados concluyentes sobre lo que pasó. Cuando los tengamos, deberemos ver cómo se puede mejorar, --algo que se realiza continuamente—la seguridad de todos. Pero no tengo duda de que todo pasa por la transparencia, y de que el sector químico está decidido a ganarse, otra vez, la confianza.