Veolia y Suez han puesto fin a la batalla empresarial que han librado durante meses tras alcanzar un acuerdo para su fusión en un gigante europeo centrado en las energías renovables y el ciclo integral del agua. La clave de la resolución ha sido la subida de casi un 14% del precio de la opa a lanzar por parte de Veolia, hasta 20,5 euros por acción, para controlar el 70% de Suez que aún no posee.
Ambas compañías han confirmado la operación en un comunicado en el que señalan que el grupo resultante de la operación generará una facturación anual en torno a los 37.000 millones de euros.
Subida bursátil
Como resultado de la operación, que se pondrá en marcha en breve, Suez se quedará con un perímetro reducido de unos 7.000 millones de euros de volumen de negocios, y la actividad de agua y residuos sólidos en Francia, así como negocios de agua en Italia, República Checa, África, Asia central, India, China y Australia, así como actividades digitales y medioambientales en el mundo.
El anuncio del acuerdo ha provocado una notable reacción en bolsa por parte de ambos valores. Las acciones de Suez suben más de un 7% tras poco más de una hora de sesión mientras que Veolia se dispara por encima del 8,5%.
Oposición del consejo
El origen del conflicto se remonta al pasado año, cuando Veolia se convirtió en el primer accionista de Suez tras adquirir la participación próxima al 30% que estaba en poder de la también francesa Engie, a un precio de 18 euros por acción.
Tras acometer la adquisición, Veolia anunció sus planes para lanzar una opa por el resto del capital, al mismo precio, y promover una fusión con Suez, lo que contó desde el primer momento con la oposición del consejo de ésta, con el argumento de que los planes de la compradora no aseguraban el futuro laboral y no contaba con un plan estratégico adecuado.
Judicialización
A partir de entonces se inició una lucha sin cuartel que ha incluido numerosos procesos judiciales para tratar de impedir o retrasar la operación. En este periodo, el consejo de Suez ha buscado inversiones capaces de armar una oferta alternativa, especialmente en el ámbito de los fondos de inversión, aunque en vano.
Finalmente, la decisión de Veolia de elevar sustancialmente su oferta económica ha desencallado una operación, que tampoco ha contado con el apoyo del Gobierno francés, también bajo el argumento de que no garantiza los empleos.