Los repartidores de plataformas de entrega a domicilio han perdido hasta la mitad de sus ingresos por la pandemia, que, a pesar de impulsar al sector, también ha conllevado una crisis económica y un aumento del paro que se traduce en más competencia por este tipo de trabajos. Según un estudio de CCOO Catalunya, los riders de Glovo, Deliveroo y Uber Eats --los servicios de delivery analizados-- han sufrido un deterioro significativo en su remuneración, que antes de la irrupción del Covid podía ser de 1.800 o 2.000 euros brutos mensuales, una cantidad que se elevaba a los 3.000 o 3.500 en los mejores casos.
Sin embargo, esta cifra ha descendido hasta entre 1.000 y 1.500 euros, que se quedan en unos 700 tras pagar los impuestos aplicables, en este caso, el IVA, la cuota de autónomos y el IRPF. Una cantidad que desde el sindicato ven insuficiente para compensar las largas jornadas: “Dedican más de diez horas durante seis días a la semana”, ha asegurado Carmen Juares, responsable de Nuevas Realidades del Trabajo y Precariedad de CCOO Catalunya, en la presentación del estudio, elaborado a partir de entrevistas.
Más competencia
El motivo de que tras la crisis los repartidores cobren menos en un sector donde hay más demanda es, según, Juares, que “ha entrado más gente a trabajar y las plataformas han reducido el precio que pagan por el pedido”. Todo ello, en un contexto de “estrés, presión, riesgo de accidente bastante elevado” y en el que los riders “hablan de estar hipnotizados, esclavizados, todo el día mirando el móvil” para no perder pedidos. Juares tacha el modelo del delivery de “perverso”, ya que considera que las empresas tienen un incentivo para permitir que entren más personas y que cobren por pedido entregado. “A las plataformas les cuesta cero euros tener a una persona trabajando diez horas, aunque esté a disposición de la plataforma”.
Dani Garrell, director del Centro de Estudios e Investigaciones Sindicales de CCOO Catalunya, añade que la competencia es ahora mucho mayor, ya que “entre las consecuencias de la crisis y de la pandemia, las posibilidades de ocupación se reducen mucho”. “La hostelería está como está; parte de la hostelería ha pasado a manos de la gestión de las plataformas de reparto, porque no se puede ir al restaurante”, explica Garrell.
Una “doble explotación”
Garrell señala que las plataformas “han aprovechado” la pandemia para aumentar el número de repartidores extranjeros en situación irregular, ya que “les facilita las cosas, les permite reducir tarifas, exigirles más, prescindir de ellos”. En estos casos, los ingresos descienden a entre 600 y 900 euros, según el sindicato.
El responsable sindical acusa a las compañías de saber “que hay un montón de trabajadores que están alquilando la cuenta a otras personas”. “Tienen una doble explotación, la de la plataforma y la de la persona que les ha alquilado la cuenta y que espera sacar un beneficio” denuncia Garrell.
Situaciones de acoso sexual
El estudio también pone en el foco el acoso al que están expuestas las riders. Según la mayoría de los repartidores y repartidoras consultadas, las mujeres se encuentran en situación de riesgo, inseguridad o acoso sexual.
Desde el sindicato critican que se permita ver el género del rider al hacer el pedido, algo que genera situaciones como la de “un hombre desnudo” que le pidió a la repartidora que entrara en su casa o “un cliente que le pidió el teléfono” a otra. En ambos casos se negaron, pero la valoración negativa del consumidor les comportó tres días de suspensión. La sensación de inseguridad que sufren las mujeres, según Juares, también “limita su actividad según las horas y las zonas urbanas”, por lo que los ingresos que perciben terminan siendo menores.