Si algo podemos tener claro de lo que llevamos de siglo XXI es que el futuro (y el presente) se gira alrededor de la tecnología y las comunicaciones digitales. Muchas cosas han cambiado para las empresas desde el año 2000. Hoy son diferentes, ya no están solo en un local, en una calle comercial o en un polígono industrial, están en Internet. Lo cual es tanto como decir que están presentes de manera global. El mundo digital constituye para muchas empresas un mercado cada vez más relevante, potencialmente ilimitado, y al que pueden acudir para abastecerse de materias primas, lograr nuevos clientes y encontrar oportunidades de negocio.

En esas circunstancias, en las que la presencia en la red se ha vuelto imprescindible, la tecnología debe ayudar a mejorar el proceso de transformación digital y es una fuente de ventaja competitiva en prácticamente todos los sectores. Mantener todas las infraestructuras tecnológicas seguras se convierte en una necesidad estratégica para las empresas en el mundo digital.

El peligro de los ciberataques

En paralelo a la digitalización han surgido amenazas específicas. Los ciudadanos y las empresas manejamos a diario millones de datos informáticos, con información muy valiosa. Prácticamente ningún autónomo o empresa puede trabajar hoy sin el uso de herramientas informáticas, que aportan soluciones al proceso productivo o son esenciales para las tareas de gestión. Se trata de información absolutamente crucial, cuya pérdida o sustracción puede poner en un serio aprieto la seguridad del negocio.



Se estima que los ciberataques tienen ya un coste anual de 144.000 millones de euros para la economía mundial. Los españoles y las empresas del país fueron víctimas de más de 123.000 incidentes de seguridad relacionados con ataques informáticos en 2017, según el Instituto Nacional de Ciberseguridad, INCIBE. Se da por seguro que estas cifras han crecido notablemente en el último año, en el que hemos hecho un uso intensivo de las nuevas tecnologías debido a la pandemia. Según un informe que publicó Google el año pasado, las pymes son el principal objetivo de los ciberataques en España. 

La respuesta a las nuevas amenazas: la ciberseguridad

Las empresas de ciberseguridad están para evitarlo. Definimos la ciberseguridad como la práctica encargada de vigilar y cuidar la seguridad y el correcto funcionamiento de todas las infraestructuras tecnológicas. Incluye muchas áreas de trabajo y son muchos los expertos profesionales necesarios para gestionarla.

Dada la importancia creciente de las nuevas tecnologías y la realidad de que nuestro futuro descansa sobre ellas, existe una necesidad imperiosa de formar profesionales cualificados que garanticen la seguridad digital de las empresas. No es de extrañar que la demanda de profesionales expertos certificados en ciberseguridad no haya parado de crecer en los últimos años. Y las previsiones apuntan a que la tendencia aumentará en los próximos años.

La importancia de una formación de calidad

En este sentido, la formación de calidad, reglada y rigurosa es de una importancia capital. Existe una demanda creciente de profesionales del sector de la ciberseguridad y una presión por incorporarlos al mercado, pero la única forma de garantizar la tranquilidad de las empresas es que se trate de profesionales bien formados. Es en este punto en el que entran las entidades formativas: el Instituto Tecnológico Europeo es un centro oficial certificado por el EC-Council, International Council of E-Commerce Consultants para impartir los cursos oficiales de ciberseguridad, así como para realizar exámenes oficiales.

EC-Council cuenta con presencia en 145 países y más de 200.000 profesionales certificados, y es el organismo de certificación técnica de seguridad cibernética líder en el mundo. Sus acreditaciones en ciberseguridad son altamente valoradas y reconocidas por el mercado laboral de la consultoría tecnológica tanto para empresas privadas como públicas. En todas las grandes multinacionales y en organizaciones mundiales líderes en seguridad como la National Security Agency (NSA). Es, por tanto, una voz muy autorizada en ciberseguridad.

Solo mediante la formación de calidad, rigurosa, reglada y completa, podremos garantizar la seguridad de las empresas en un siglo XXI que será, con toda certeza, digital.

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