Endesa cerró el ejercicio 2020 con un resultado ordinario de 2.132 millones de euros, lo que supone un incremento del 36% en relación con el logrado en 2019. El beneficio bruto de explotación descendió el 1,5% debido a los impactos del nuevo convenio colectivo y los ajustes asociados al plan de descarbonización.
Las ganancias netas de Endesa ascendieron a 1.394 millones de euros, una cifra más de ocho veces superior a la registrada en 2019. Cabe tener en cuenta que ese ejercicio fue el que la energética realizó un considerable ajuste tanto para acometer el cierre adelantado de sus plantas de carbón en España como para revisar el valor de sus activos de generación situados en territorios extrapeninsulares.
Nuevo deterioro
Precisamente, esta partida ha vuelto a ser deteriorada en las cuentas de 2020, con un nuevo ajuste de 253 millones de euros, que ha impactado en el beneficio neto. Del mismo modo, el resultado bruto de explotación ha registrado un efecto negativo de 120 millones de euros derivado del Covid-19.
La compañía destinará la totalidad del beneficio ordinario al pago de dividendos por última vez a lo largo de 2021. A partir de este ejercicio, Endesa reducirá de forma progresiva el porcentaje del resultado que destina a retribuir al accionista (pay-out) al 80% para el dividendo con cargo a las cuentas de 2021, y al 70% para 2022 y 2023, según se contempla en el plan estratégico.
Descarbonización
Estas reducciones están relacionadas con el incremento previsto de la inversión destinada a la transición energética y el proceso de descarbonización en los próximos ejercicios, que se cifra en cerca de 8.000 millones de euros entre los años 2021 y 2023.
En este sentido, Endesa ha anunciado que en 2020 generó el 85% de la electricidad en sus plantas peninsulares sin emisiones de gases de efecto invernadero, un objetivo que tenía marcado para dentro de dos años.