El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicó a finales de octubre de 2020 una guía sobre cómo ventilar las aulas para reducir el riesgo de contagio del Covid-19 y, de hecho, la evidencia científica señala que, debido a los aerosoles --esas pequeñas gotas que quedan suspendidas en el aire después de hablar o respirar--, los espacios cerrados son los principales focos de transmisión de la enfermedad. El documento del CSIC tuvo una gran repercusión mediática y en él se destaca la importancia de los medidores de CO2 como una herramienta de prevención eficaz, debido, sobre todo, a que permite saber cómo de cargado está el ambiente de una estancia y cuándo hay que ventilarla.
Desde la publicación de la guía, la búsqueda en internet de medidores de CO2 se ha disparado --según revelan los datos de Google Trends-- y el furor por estos dispositivos ha provocado que varias empresas distribuidoras hayan colgado en sus webs el cartel de “agotado”. “Las peticiones de medidores se han incrementado un 2.000% desde que empezó a salir en televisión y en las ruedas de prensa que era necesario conocer las concentraciones de CO2 en las aulas”, relata Jorge de Castro, consejero delegado y director comercial de DCL Metrología, una empresa dedicada a la venta de todo tipo de instrumentos de medida.
Otro ‘boom’ como el de las mascarillas y los respiradores
“Se ha experimentado un aumento muy grande de los pedidos desde finales de octubre y comienzos de noviembre”, describe por su parte Alberto Cuesta, encargado de la tramitación de pedidos de PCE-Ibérica. Y en la misma situación se encuentra la firma tecnológica Redexia, que afirma que cada día recibe “cientos de llamadas de empresas y entidades” que quieren instalar sensores de CO2. Además, esta última asegura que el suministro en Europa de estos dispositivos está sufriendo tensiones similares a las que hubo durante la primera ola de la pandemia con equipos sanitarios como las mascarillas o los respiradores.
“Tenemos un proveedor alemán que nos ha dicho que su gobierno les ha prohibido la exportación de este tipo de productos”, matiza De Castro. El empresario cuenta a este medio que hay grandes problemas para abastecerse de medidores de CO2 y señala que otro de los fabricantes con los que trabaja, en este caso estadounidense, también pone ya pegas. “El proveedor americano dice que para toda Europa mandará 39 unidades el 18 de diciembre. No dan abasto. Este proveedor no lo dice abiertamente, pero solo dará servicio a Estados Unidos. El problema que tenemos es que en España no fabricamos este tipo de equipos y dependemos de otros países”, lamenta De Castro.
Precios inflados
“Tenemos muchísimos pedidos por parte de la Administración y de ayuntamientos de ciudades grandes. Pedidos que oscilan entre 700 y 200 unidades. A mí me gustaría poder vender esas cantidades, pero no se puede”, insiste el responsable de DCL-Metrología. Dada la escasa oferta y la desorbitada demanda, se ha producido un aumento de los precios de estos dispositivos. De hecho, algunos particulares ahora compran por 100 euros aparatos que antes de la pandemia costaban alrededor de 30 euros, señala este empresario, si bien es cierto que también hay sensores que se pueden encontrar con estos últimos precios en las plataformas de comercio electrónico más populares.
En ese sentido, Cuesta, de PCE-Ibérica, señala que puede haber diferencias de precio según las funcionalidades añadidas. Es decir, si el dispositivo guarda un registro de las concentraciones durante el día o si incorpora una alarma sonora cuando se llega a una determinada concentración de CO2, el incremento del precio puede ser de unos 50 euros. Por otro lado, De Castro recuerda que los aparatos que utilizan los profesionales de la prevención de riesgos laborales pueden llegar a costar 1.200 euros.
¿Cuál instalar?
Ante la diferencia de calidad entre los sensores de bajo coste existentes en el mercado, el usuario que quiera instalar un dispositivo de este tipo en su casa podría enfrentarse a varias dudas. Por ello, a comienzos de diciembre de 2020 surgió la plataforma Aireamos.org. Según explica Patricia Ripoll, cofundadora de Covid Warriors y miembro de esta nueva organización --en la que trabajan codo con codo científicos y especialistas de distintas organizaciones, entre ellas del CSIC--, uno de sus objetivos es hacer más accesible a la población la información necesaria para utilizar de forma adecuada estos aparatos.
Así, a la hora de adquirir un detector de CO2 para instalarlo en un espacio interior (aulas, salas de reuniones, bares y restaurantes) la plataforma señala que se deben tener en cuenta diferentes aspectos. Por un lado, cuando el aparato detecta 700 partes por millón (ppm) de CO2 es necesario ventilar el espacio hasta los niveles de CO2 que hay en el exterior, es decir, alrededor de 400 ppm. Y otro factor a tener en cuenta es que si el aparato se va a instalar de forma fija en una estancia, es recomendable que sea enchufable para que no se apague y deje de medir por culpa de que se hayan acabado las pilas. En cuanto a la ubicación, el dispositivo debe estar “alejado de la puerta o ventana abierta” y a una altura de 1,5 metros, más o menos. Además, “debe situarse a más de un metro de las personas y en el punto más desfavorable de ventilación”. Y antes de empezar a medir hay que verificar si el dispositivo está bien calibrado. Para ello, se puede sacar al exterior y comprobar que la medida que devuelve es próxima a 400 ppm.
Cuidado con lo que se compra
En el momento de adquirir un dispositivo de este tipo es importante acudir a proveedores que ofrezcan garantías y estén homologados por la Unión Europea, tal y como señala la empresa Redexia. “Estos medidores de CO2 suelen tener un coste mínimo de 150 euros, frente a los 50 euros que cuestan los que no están homologados y que ofrecen resultados poco fiables”, sostiene la firma.
Sobre ello, De Castro señala que si se opta por un dispositivo de los más baratos, lo más probable es que sea de los que utilizan filtros que necesitan cambiarse cada seis meses, más o menos. En ese sentido, también alerta de la posibilidad de que su calibración no sea la adecuada y recomienda realizar pruebas en el exterior para ver si mide de forma correcta. A pesar de que la vacunación masiva contra el Covid-19 está cada vez más cerca, la plataforma Aireamos.org afirma que los sensores de CO2 son dispositivos que deben implementarse de forma permanente en colegios, edificios públicos e incluso hogares para prevenir futuras enfermedades que se transmitan, también, por aerosoles.