Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) reconoce un agujero económico neto de 179,34 millones de euros provocado por la pandemia del coronavirus. El operador metropolitano de transporte perderá cuando cierre el año 2020 la mitad de los viajeros que se anotó en 2019. No obstante, la empresa pública que dirige Gerardo Lertxundi prevé que le enseña recupere pasajeros y caja en 2021. El porcentaje de ingresos respecto a antes de la pandemia será del 80%. En otras palabras, apenas un 20% menos de lo que movió TMB antes del Covid-19.
Son las cifras del balance de 2020 de TMB, que se ha presentado este miércoles en Barcelona. Los números a final de año serán negativos, con una coda. TMB proyectó un presupuesto de 598,23 millones de euros antes de la llegada del coronavirus en España. El impacto del patógeno en la operativa y la economía ha provocado una necesidad de financiación extra de 261,62 millones de euros. No obstante, la compañía ha podido ahorrar 82 millones de euros para cubrir ese agujero, los cuales se reparten en 23,83 millones de reducción del gasto corriente y 58,45 millones en desplazamiento de las inversiones.
Menos pérdida que otras ciudades
Todo ello tiene una causa: la pérdida de pasajeros. TMB ha soportado un descenso de la demanda por las restricciones de la movilidad y el contacto social, amén de por la crisis económica derivada de la pandemia. ¿De cuánto? En enero y febrero, antes del impacto del coronavirus, iba por encima de las cifras de validaciones de billetes del año anterior. La primera caída fue en marzo, con el estado de alarma, cuando el número de tiques validados cayó un 91,46%. En abril siguió la tendencia, pasando de 56 millones de pasajeros en 2019 a apenas cuatro en 2020.
La atonía del transporte público continuó durante el año, aunque TMB recuerda que "ha sido inferior a la de otras ciudades del mundo". De hecho, la empresa avanza que la disminución de validaciones ya es inferior al 50% desde julio. En noviembre, por ejemplo, la compañía contó 48,47% menos desplazamientos en comparación con el mismo mes del ejercicio anterior. "Caímos menos que otras capitales mundiales y la recuperación es también mayor", ha explicado Gerardo Lertxundi, consejero delegado de TMB.
TMB busca fondos para 2021
De hecho, la recuperación del transporte público se notará aún más en 2021, cuando TMB espera anotarse ingresos del 80% con respecto a antes de la pandemia. Este capítulo es crucial. Si la necesidad sobrevenida de fondos este año ha sido de 179 millones restando los recortes en la empresa, el próximo año la firma metropolitana necesitará también apoyo.
"El transporte público se financia o bien con la venta de billetes o bien por la vía de las transferencias", ha recordado Rosa Alarcón, concejal de Movilidad de Barcelona y también presidenta del operador supralocal. A este respecto, Alarcón ha subrayado que este ejercicio TMB se beneficiará de los fondos extra que el Estado ha destinado a las comunidades autónomas y los entes locales. "Necesitamos que ese apoyo continúe en 2021. No habrá diferencia entre el 31 de diciembre y el 1 de enero, y el transporte público seguirá operando", ha explicado la concejal en la Ciudad Condal.
Oferta superior al 100%
Antes de ello, la participada del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) recuerda que en 2020 ha encajado daños en su caja, pero que ello se explica por la caída de pasajeros y "el mantenimiento de la oferta". TMB hace hincapié en que ha continuado operando su servicio no solo de forma habitual, sino con ofertas incrementadas para esponjar a los pasajeros y minimizar el contacto físico. Ello se ha notado en, por ejemplo, las líneas de Metro 1 (roja) y 5 (azul), las que generan más demanda.
Este esfuerzo es a corto plazo. A largo, el operador metropolitano prevé ser pionero en la introducción de energías limpias. ¿Cómo? "La Unión Europea ha fijado objetivos de compra de flotas muy ambiciosos, pero el de TMB es superior. A partir de 2025, Transports adquirirá el 100% de sus vehículos verdes, y una parte importante de ellos serán de emisiones cero". El objetivo de la firma es acercarse a la desaparición del diésel en 2030. Este combustible dejará paso paulatinamente a los buses eléctricos, los impulsados por gas natural licuado (GNC) y el hidrógeno.