¿Crear valor? El accionista de banca pierde un 62% tras 45.000 millones en inversiones
Los grandes bancos españoles han sido incapaces de cumplir con la gran premisa con la que han afrontado sus principales operaciones corporativas en los últimos 15 años, revalorizar al accionista
22 noviembre, 2020 00:00El proceso de consolidación actualmente en marcha en el sector financiero español contempla, por ahora, tres grandes operaciones unidas por un objetivo común, en boca de los principales ejecutivos de las entidades: crear valor para el accionista. Un mantra que se ha repetido en los movimientos corporativos protagonizados por la gran banca del país en los últimos 15 años pero que ni mucho menos se ha visto reflejado en la realidad. Después de inversiones superiores a 45.000 millones de euros por parte de estas entidades, el accionista de banca registra pérdidas del 62% en su cartera.
Nadie puede negar que en todo este tiempo las entidades han incrementado de forma notable su tamaño, sus cifras de negocio, número de clientes y zonas geográficas en las que están presentes. Pero todas ellas son cotizadas y, en su caso y para los accionistas, el valor se refleja en el mercado, donde las cifras hablan por sí mismas.
De compras por el mundo
Uno de los casos más paradigmáticos es el de Santander. En 2004 se lanzó a la compra del británico Abbey National por cerca de 10.500 millones de euros. La entidad que por entonces presidía Emilio Botín (fallecido diez años después) daba inicio a un tiempo de vorágine compradora por parte de una banca española que quería quitarse los complejos de antaño y sepultar la célebre etapa de los llamados “siete enanitos” que había previamente empezado a enterrar con las grandes fusiones de finales de siglo (las que dieron lugar a los actuales Santander y BBVA).
Después llegaron más compras en Reino Unido (Alliance & Leicester), la conquista de EEUU, con la adquisición de Soverign, el polaco Zachodny… cerca de 20.000 millones de euros en operaciones para hacer crecer al banco pero, sobre todo, para generar valor para el accionista. Pero el caso es que Santander valía en bolsa en torno a 38.000 millones de euros cuando adquirió Abbey National y en la actualidad, con el cierre del viernes, su capitalización supera ligeramente los 38.800 millones.
Desplome de la acción
Para traducir este rendimiento a los accionistas hay que tener en cuenta que en todo este tiempo Santander ha ampliado un 165% su capital, con propósitos como, entre otros, financiar algunas de estas operaciones. De tal suerte que la capitalización se ha incrementado, aunque sea de forma simbólica, pero el precio de los títulos desde 2004, es decir, el valor que genera al accionista, se ha desplomado un 61,5%.
En los últimos días, el consejero delegado del BBVA, Onur Genç, se refería a las negociaciones que la entidad y el Banco Sabadell han reconocido oficialmente que mantienen para una futura operación y aseguraba que el paso definitivo sólo se daría en el caso de que el resultado generara valor. Un paso que ya dieron hace dos meses los consejos de Caixabank y Bankia. Uno de los preceptos de su fusión, que esperan cerrar definitivamente al cierre del primer trimestre de 2021, es la “generación de valor para los accionistas de ambas entidades”, de acuerdo con la presentación pública que hicieron conjuntamente ambos bancos.
El valor que genera el Banco Santander al accionista se ha desplomado un 61,5% / YT
Garanti, la inversión más exótica
En el caso del BBVA, el golpe encima de la mesa lo dio en 2007, tres años después que Santander, con la compra de Compass, una espectacular entrada en el mercado de EEUU que, precisamente, acaba de revocar para, entre otras cosas, afrontar con garantías la fusión con el Sabadell. Su otra gran apuesta para crear valor fue la compra del turco Garanti, sin duda la operación más exótica del sector.
Trece años y cerca de 16.000 millones de euros después, el BBVA vale hoy en día en bolsa casi 24.000 millones de euros, frente a los cerca de 42.000 millones que reflejaba su capitalización cuando emprendió la adquisición de Compass. Y eso pese a haber incrementado su capital un 76%. De este modo, aquel accionista que hubiera apostado por la entidad en aquel momento vería como el valor de su cartera ha menguado casi un 68%.
La internacionalización del Sabadell
La llamada a ser su pareja de baile no es un caso demasiado diferente. Banco Sabadell, que ni siquiera figuraba entre aquellas siete pequeñas entidades que pugnaban por liderar el panorama bancario español en los años 90, se adelantó incluso un año a Santander y rompió los esquemas en 2003 al desembolsar 1.500 millones para hacerse con el Banco Atlántico. Las posteriores adquisiciones, de menor tamaño, en territorio nacional se vieron culminadas por la guinda del pastel: la compra del británico TSB, en 2015.
Como ocurre con el caso de Santander, el Banco Sabadell también presenta hoy una capitalización algo superior a la que registraba en aquel lejano 2003 (algo más de 2.300 millones frente a los 1.750 millones de entonces). Pero no puede decirse lo mismo del precio de la acción, cuyo desplome se sitúa en el entorno del 70%.
Compras en España
Tampoco puede considerarse un ejemplo de creación de valor para el accionista. Para muestra, el valor en bolsa de la entidad en la actualidad se asemeja a la cantidad desembolsada hace cinco años por TSB.
Fuera de los procesos de concentración y absorción de las entidades procedentes de las antiguas cajas de ahorros, la actividad compradora de Caixabank ha sido menos intensa, con las operaciones de Barclays en España (2014) y el portugués BPI (en varias fases desde 2015) como principales hitos. Desde entonces, la capitalización de la entidad se ha reducido en unos 8.000 millones de euros. Y el precio de los títulos, cerca de un 41%.
Al margen de la crisis
A modo de ejemplo práctico, si un particular hubiera adquirido 100 títulos de cada uno de los bancos en el momento al inicio de aquellas compras cuyo propósito era crear valor para los accionistas la inversión habría sido de unos 2.240 euros mientras que esa pequeña cartera está valorada a precios actuales en apenas 850 euros.
El severo castigo sufrido por las bolsas desde mediados de febrero como consecuencia de la pandemia del coronavirus y la crisis económica derivada ha hecho que las cifras negativas sean aún más gruesas. Sin embargo, la tesis se sostiene aún con la exclusión del efecto del Covid-19.
Los tipos negativos
Si se toman como referencia los precios del mercado a cierre de 2019, el cuarto consecutivo con la economía española en notable expansión, las minusvalías acumuladas por la cartera mencionada anteriormente se reducirían a cerca de un 44%. Y la destrucción de valor de las entidades oscilaría entre el 24,1% de Caixabank y el 55,3% de BBVA. En cualquier caso, magro consuelo.
Mucho peor que la crisis ha sido el escenario continuado de tipos de interés negativos, que ha llevado a la banca europea a sus cotas bursátiles más bajas de las últimas tres décadas. Sin duda, un argumento con suficiente peso para tenerlo en cuenta y armarse de prudencia antes de hablar de la generación de valor.