Esfuerzos en distintas direcciones. Los empresarios catalanes temen perder la oportunidad que se abre con los fondos europeos y miran de reojo a los empresarios vascos, que se han puesto las pilas desde el primer momento. Esos esfuerzos corren en paralelo con la formación de grupos de trabajo que ya están en marcha entre expertos vascos y catalanes, una especie de lobi que pretende fijar las prioridades para invertir esos fondos.
El alma empresarial del grupo es Emiliano López Atxurra, presidente de Petronor, un hombre empático que está dispuesto a enrolar a los mejores para dirigir bien las inversiones con dinero europeo. Junto a él está el exvicepresidente y exconsejero delegado del BBV y BBVA, Pedro Luis Uriarte. Y en la parte catalana figuran los exconsejeros de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, Antoni Castells y Josep Maria Vallès, y también los economistas Antón Costas, Alfredo Pastor, Guillem López Casasnovas, Miquel Puig, Josep Olive y Xavier Vives, entre otros. Este último señala que lo más importante es “configurar proyectos de calidad, que serán, además, evaluables y que recibirán los recursos a medida que se vayan cumpliendo los objetivos que se han marcado”.
Un salto de calidad en España
Es una exigencia máxima, porque los recursos no llegarán a fondo perdido. El grupo catalano-vasco es consciente de ello, y sus trabajos pretenden influir sobre los propios empresarios, y sobre la administración. Por ello, se trabaja con el conocimiento del secretario de Estado de Industria, Raül Blanco, y la ministra Reyes Maroto.
La iniciativa, sin embargo, llegó por parte de Joaquín Coello, ingeniero naval, expresidente del Puerto de Barcelona, entre otras responsabilidades, que conoce bien la industria vasca y catalana. Su obsesión es hacer ver al entramado empresarial que puede competir en el entorno europeo por muchos proyectos, especialmente en el sector energético, teniendo en cuenta que están en juego 140.000 millones de euros, de los que 70.000 millones serán transferencias directas.
La preocupación es que la polarización política pueda distraer el objetivo y la presentación de proyectos que logren lo que se desea en realidad, y lo que promueve la Comisión Europea: un salto en el modelo productivo europeo, y, en particular, en salto en España, para que pueda competir con mejores herramientas en las próximas décadas. En el grupo de trabajo se han fijado cinco ejes de actuación: sanidad y salud, a partir de la robotización y la digitalización; la energía, con especial atención al coche eléctrico; la fabricación de chips y la atracción de talento y la recuperación del talento que se marchó fuera de España tras la crisis de 2008.
Atraer investigadores
El IESE organizó la pasada semana una jornada para analizar esos retos, con la participación de algunos miembros de ese grupo de presión. Fue Joaquín Coello quien puso el dedo en la llaga al señalar que el gran problema puede ser la falta de agilidad de la administración, un guante que recogió el secretario de Estado, Raül Blanco, para incidir en el decreto ley que prepara el Gobierno para mejorar esa cuestión respecto al Gobierno central, pero también para resolver los cuellos de botella en la administración autonómica y en la local. “En España somos muy buenos en creatividad, pero muy malos en organización”, insistió Coello.
Fue Mas-Colell, que ha ‘fichado’ por el Círculo de Economía para dirigir una comisión estratégica para aprovechar esos fondos, quien incidió en una cuestión que puede ser vital para el futuro de España, y que él mismo alentó con el impulso de Icrea, desde la Generalitat. “En siete años se podría inyectar hasta 4.000 investigadores”, con un mecanismo de contratación y de atracción del talento más flexible.
La carta de las patronales a Aragonès
En la jornada también participó Emiliano López Atxurra, que promovió una visión estratégica a largo plazo. Es la que ha puesto en marcha en Petronor. En colaboración con la Autoridad Portuaria de Bilbao, que ha adjudicado a la compañía la concesión de una superficie de 46.700 metros cuadrados, en el muelle de Punta Sollana, en Zierbena, Petronor impulsa una nueva planta de biocombustibles y producción de hidrógeno, con un proyecto que aspira a recoger esas ayudas europeas. Entra de lleno en la pretensión de la Comisión Europea de generar “energías verdes” para las próximas décadas.
Pero esos esfuerzos chocan en Cataluña con la actitud del Govern, y ha generado la protesta de los agentes económicos y sociales. Foment del Treball, Pimec, CCOO y UGT han enviado una carta al vicepresidente Pere Aragonès, en la que se le insta a rectificar y a contar con ellos para elaborar esos proyectos susceptibles de recoger las ayudas europeas. La carta llega tras la decisión del Govern de crear un comité asesor sobre los proyectos que opten a los fondos europeos, mientras que los agentes económicos y sociales pide que esos análisis deben tener lugar en el seno del diálogo social, que para eso existe. Se trata de una muestra, de nuevo, de que el mundo económico no se siente conectado con las actuaciones del Ejecutivo de la Generalitat, que mantiene una dirección errática, como ocurrió con la ley de cámaras de comercio, también rechazada por las patronales y los sindicatos.