Antonio Martín Jiménez fundó en 2007 la constructora Avintia, una compañía que en 13 años ha evolucionado hasta transformarse en un grupo industrial que abraza la innovación para diferenciarse del resto de sus competidores. Ahora, ultima el primer centro del país en el que se fabricarán inmuebles.
Pregunta: ¿Cómo llegaron a intentar industrializar la construcción?
Respuesta: En Avintia hemos construido más de 70.000 viviendas con sistema tradicional. Ahora somos dependientes de un mercado con problemas como la inflación o la falta de mano de obra de calidad que cada vez es más acusada.
P: En 2008 se expulsó a mucha gente del mercado y sobraban trabajadores de la construcción.
R: Esta gente se ha recolocado a otros sectores o ha dejado el país. Los que se han quedado son los trabajadores de mayor edad, hecho que limita la capacidad de crecer del sector. Nos encontramos con poca mano de obra y, sobre todo, poco cualificada. En los últimos tres años la calidad de los proyectos ha bajado en medio de una inflación galopante en la construcción.
P: ¿Qué la ha generado?
R: La oferta y la demanda se han descompensado. Hemos pasado de no construir nada a levantar 120.000 viviendas al año. Esto ha disparado los precios y, como no se cuenta con empleo de calidad, las obras no se acaban en el plazo debido. Analizamos desde hace tiempo cómo podíamos mejorar la cadena de valor y separarnos de la falta de profesionalidad del sector.
P: ¿Se ha testado su proceso industrial de construcción?
R: Empezamos con un prototipo de 124 viviendas en Móstoles (Madrid) hace un año y medio. Industrializar la construcción es un proceso muy largo en el que necesitas asociarte con especialistas, desarrollar un proyecto y que el cliente confíe en ti. Esta parte es complicada, ya que sacas al cliente promotor de su zona de confort.
P: ¿Hay mucha resistencia en el sector?
R: No quiere cambiar de formato y, en general, le cuesta abrazar esta innovación. Pero si queremos mejorar debemos empezar por algún sitio. En Avintia hemos demostrado que es factible levantar con este método un edificio de siete alturas y 124 viviendas.
P: ¿Cuál fue el proceso que siguieron?
R: En el prototipo en Móstoles hemos visto las patologías y los problemas que surgían durante su desarrollo. Es la base por la que hemos mejorado el proceso y de aquí ha salido el acuerdo con Cemex para lanzar Wallex. El sistema de alta resistencia que te permite que el panel sea mucho más estrecho, más resistente y con mayor insonorización. Al final, el resultado es mejor y optimizamos en plazo y coste.
P: ¿Qué aprendizaje sacan de Móstoles?
R: Hemos demostrado que el sistema funciona. Que es posible construir un edificio con una fachada autoportante de siete alturas. Llega al lugar totalmente terminada con ventanas, instalaciones y pladur y se coloca allí. Ahora, con Cemex, añadimos a un tecnólogo en la materia prima que mejora el producto final.
P: ¿Ya tienen en cartera nuevas promociones bajo este sistema?
R: Móstoles se completa en noviembre y como tarde en febrero se inaugurará la fábrica de Segovia que se dedicará a ello. A partir de aquí, tenemos un pipe line de potenciales clientes con los que creemos que cubriremos la capacidad productiva de la factoría en un turno.
P: ¿Qué clase de productos pueden encajar más en este sistema?
Entendemos que está pegado al alquiler y la vivienda asequible, que es lo que desarrollarán gobiernos centrales, comunidades autónomas y ayuntamientos. Garantizamos precio, plazo y calidad. Incluso adelantamos la entrega entre el 33% y el 35%. Es decir, pones el inmueble en cargo de ocupación seis o siete meses antes, cuestión clave para el alquiler porque garantizas obtener ingresos antes. Das seguridad al cliente.
P: ¿Sólo se enfocarán al mercado de uso social?
R: El producto que desarrollamos es de marca. No sólo estamos con Wallex, que sería la carcasa del inmueble, estamos en pleno desarrollo de Ávit-a. Este distintivo es el gran activo de la industrialización más allá de la fábrica. Implica movilizar a 20 o 25 partners como Kömmerling, Schneider, Saint-Gobain, Orona, Daikin, Jacob Delafon, Butech de Porcelanosa, LG Business Solutions, RIB Spain y otros, que implementarán su I+D+i dentro del producto.
P: ¿Qué porcentaje de la obra se podrá industrializar?
R: Conseguiremos que el 75% de lo que se vaya a construir venga con algún tipo de industrialización. Vamos a hacer un Ikea de la construcción porque casi todo vendrá con un manual de montaje, desde una mesa a una chimenea. Es el concepto que desarrollamos, el contenido del edificio es el gran valor añadido que queremos implementar.
P: ¿En qué mercados esperan tener más aceptación?
R: En el del alquiler, por supuesto. Garantizas plazos, coste y metes el producto seis meses antes en el mercado con su rentabilidad exponencial. Tiene mucho más sentido que nazca aquí porque es un producto sin cliente final, no se vende, hecho que te permite mayor flexibilidad. Especialmente en el producto asequible. La idea con la que trabajamos es la de implementar todo el I+D+i para abaratar costes.
P: ¿Cómo ha afectado el coronavirus a los planes que tenían previstos?
R: La pandemia impulsa el mercado del alquiler y ha acelerado nuestros planes. Por desgracia lo que ocurre es que la capacidad de estructuración financiera para comprar una vivienda merma y el comprador final tendrá más dificultades financieras y de ahorro por motivos obvios. El producto de alquiler que ya venía fuerte antes del Covid tendrá mucha más penetración.
P: Regulaciones al mercado del alquiler como la catalana presionan más al sector. ¿Contemplan esta contingencia?
R: Cada autonomía está regulada de una forma distinta. Barcelona ha anunciado que promocionará 4.500 viviendas, Madrid otras 10.000 y el Gobierno central ultima el plan 20.000. Cada una de estas iniciativas tiene su cultura e idiosincrasia propia pero con una realidad común: las administraciones necesitan un producto sostenible y rentable. Si no, no se desarrollará y los concursos quedarán desiertos por falta de lógica en la inversión, cosa que sería malo para todos. Es una pena que los gobiernos no apoyen más este tipo de producto de forma más contundente, esto es lo que debemos solucionar.
P: ¿Avintia concursará con el sistema industrializado?
R: Estaremos con la construcción industrializada junto al resto de partners de primera línea, ya que tenemos una ventaja competitiva respecto al resto. Iremos nosotros de forma directa o con asociaciones de promotores.
P: ¿Existe ahora ahogo entre los promotores?
R: En 2008 había un problema de financiación y de cash. En este impasse, yo no le quiero llamar crisis, hay dinero en el sistema. Lo que se requiere es confianza de los inversores. Mucho tiene que decir en ello el modelo de negocio y el papel de las administraciones.
P: ¿Cuáles son sus planes de negocio en los próximos tres años?
R: El plan contempla un crecimiento nacional de fábricas. Dos o tres más a corto plazo, incluso cuatro si la penetración del producto es bueno. El objetivo es que el 30% de la división de construcción de grupo Avintia sea por este proceso industrializado.
P: ¿En qué territorios se quieren expandir?
R: Donde el alquiler tiene más penetración. Hay tres focos importantes: Cataluña; la zona centro, la gran Madrid; y Andalucía. Complementarían la factoría de Segovia y Valencia la podríamos suministrar desde la capital, ya que está a tres horas. Con los tres centros en marcha, daríamos empleo a unas 500 personas entre directos e indirectos.
P: ¿Qué inversión requieren para ello?
R: No es un problema, ya que hablamos de unos cinco millones de euros por planta. El reto es que el producto sea aceptado por un mercado que lo pide a gritos. Igual que han evolucionado otros sectores, es necesario que la construcción dé el paso.