La economía catalana sufrirá con intensidad la pandemia del Covid, y solo recuperará su vigor entre 2023 y 2025. En 2021, sin embargo, comenzará a mostrar síntomas de un crecimiento sólido, siempre que los rebrotes del virus no trastoquen todos los planes. Esas son las previsiones del Govern, con un descenso del PIB en 2020 del 10%, y un crecimiento del 7,7% en 2021.
Ese escenario, en todo caso, es el más optimista, según los propios datos que maneja el Departamento de Economía, que dirige Pere Aragonès. Y es producto del esfuerzo de la Administración, de la Generalitat, “frente a la crisis sanitaria”, porque ello podría posibilitar el aumento del consumo público hasta el 5,9% en 2020. Es decir, lo que señala el Govern es que se está paliando el enorme descenso del PIB, que se fija en esa tasa negativa del 10%, y que podría ser más negativa, hasta el 12%, si los rebrotes empeoran y ello obliga a ralentizar la reapertura de la economía.
A la espera de la demanda externa
Lo que se indica es que la recuperación será progresiva, en gran parte gracias a un aumento sostenido del consumo y a un impulso de la demanda externa. Eso dependerá de cómo el resto de países europeos solventan la crisis. Y es crucial el comportamiento de la economía alemana, que está saliendo mejor que otras, al actuar como locomotora. Para Cataluña y el conjunto de la economía española ese factor es vital.
Las estimaciones del Departamento de Economía, como indica el Govern, entran en los esquemas que han ofrecido los principales organismos internacionales. Cataluña estaría algo por encima de la caída que se prevé para toda la zona euro este año, fijada en el 8,7%. En el conjunto de España, la Comisión Europea señala una caída del 10,9%, nueve décimas más que la economía catalana. En cuanto a la recuperación prevista para 2021, España podría tener un rebote del 7,1%, algo menos del 7,7% que ha previsto el Departamento de Economía respecto a Cataluña.
Comercio con Asia
La interconexión de la economía catalana con el resto de países europeos explica, en parte, el descenso del PIB, pero también será la responsable del aumento del PIB en el próximo año. La aportación de la demanda externa en 2020 será negativa, según los datos del Govern, debido también al descenso del turismo. Las exportaciones retroceden un 20%, mientras que las importaciones se reducen algo menos, hasta un 18,9%. Sin embargo, la recuperación en el comercio de bienes, relacionados con el consumo social, se prevé más rápida de lo previsto, con los países asiáticos a la cabeza. Y aquí Cataluña cobra ventaja, al ser una de las regiones europeas más expuestas al comercio con Asia.
El próximo año, si esa demanda externa se consolida, la aportación al PIB catalán podría ascender a 1,4 puntos. Esa salida, a través del factor externo, iría en paralelo a una contención en el gasto de las administraciones públicas, que bajarían un 1%.