El sector energético ha reiterado sus demandas al Gobierno para que pise el acelerador en sus planes de transición energética, como ya hiciera al inicio de la pandemia cuando algunas de las principales empresas del ámbito tomaron la decisión de adelantar sus inversiones. Han transcurrido casi seis meses desde entonces y las novedades son más bien escasas. Las compañías apremian al Ejecutivo de Pedro Sánchez para aprovechar, además, una oportunidad que no se vislumbraba al comienzo de la crisis: el dinero procedente de los fondos europeos de reconstrucción, de los que España es uno de los principales beneficiarios.
Varios de los principales ejecutivos de las grandes del sector, que se dieron cita este jueves en el V Foro Energético organizado por el diario El Economista, aprovecharon su participación en el acto para enviar un mensaje al Gobierno: es el momento de acelerar la estrategia verde, plasmada en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que satisfizo a buena parte del entorno, pero que, por ahora, no se ha visto acompañada de las actuaciones correspondientes. En especial, la aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, varada en la inestabilidad política que condujo a diez meses de Gobierno en funciones y a la parálisis de la actividad parlamentaria que provocó el estado de alarma por el coronavirus.
Más 40.000 millones adicionales
Una de las claves para la urgencia la aportó el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, al recordar que a la oportunidad que supone el PNIEC --que contempla inversiones por valor de 240.000 millones de euros hasta 2030-- se une ahora una nueva, procedente de los fondos europeos de reconstrucción aprobados en julio.
De los algo más de 140.000 millones de euros que teóricamente le corresponden a España --una de las economías más dañadas por el Covid-19--, un 30% sería destinado al entorno de la energía, a proyectos compatibles con objetivos europeos como el incremento de las interconexiones, el desarrollo de las energías renovables y el proceso de descarbonización de la economía. “En definitiva, a proyectos que todos nosotros sabemos ejecutar y que lo mejor es empezar con ellos lo antes posible”, apuntó Reynés.
Adelantar el plan
Apenas unos minutos antes, el presidente de Ence, Ignacio Colmenares, había sido más incisivo en el asunto temporal al sentenciar que “hay que acelerar el calendario del PNIEC y poner en marcha cuanto antes tanto las subastas como la construcción de proyectos renovables”.
No era, en realidad, la primera vez que se hablaba en el sector de que en la actual circunstancia sobrevenida por la explosión del coronavirus sería conveniente pisar el acelerador de la transición energética como palanca para la recuperación económica. En su día lo hizo el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, en el marco de la junta de accionistas de la compañía, que coincidió con los primeros días del estado de alarma. Y lo reiteró el consejero delegado de Endesa, José Bogas, en la presentación de resultados trimestrales ante los analistas, en la que habló de adelantar inversiones relacionadas con los proyectos renovables de la empresa.
Sin noticias
Galán, que llegó incluso a afirmar que los plazos del PNIEC deberían adelantarse a 2025, insistió también ayer en la oportunidad para acelerar los planes de la transición energética durante su intervención en el pleno extraordinario de la Cámara de España. No compartió foro con sus colegas, pero sí mensaje.
Un mensaje en el que las compañías vuelven a insistir después de que las novedades en los últimos meses hayan sido escasas y la voluntad expresada por la propia vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para adelantar los planes no se haya traducido en actuaciones concretas.
Concreción
“El debate ahora está en el cómo tenemos que hacerlo y en cuánto de rápido, porque lo que tenemos que hacer está muy claro”. De esta forma, la consejera delegada de Engie en España, Loreto Ordóñez, resumió el actual escenario. “Vemos muchas circulares, muchos borradores y propuestas, pero necesitamos que todo esto aterrice en una concreta. La pieza del puzle que nos falta es la de la regulación que marque cómo tenemos que hacerlo para que se pueda levantar el capital necesario de la forma más eficiente posible”.
La situación hoy no difiere mucho de la del inicio de la pandemia; incluso, tampoco es muy diferente de la de la etapa del Gobierno en funciones de 2019: la Ley de Cambio Climático, cuyos trámites ya se iniciaron con retraso, no está aprobada; las condiciones de las subastas todavía no se han terminado de definir. Y, además, las empresas siguen topándose con un complicado engranaje burocrático para poner en marcha los proyectos de renovables. “Necesitamos principalmente tres elementos: estabilidad regulatoria, un marco jurídico previsible y agilidad de la Administración, desde la más local a la más global”, describió Reynés. Reivindicaciones estas, eso sí, habituales del sector.