“Desastre absoluto”. Así ha calificado la temporada de rebajas de este año el presidente de la asociación de comerciantes minoristas Retail.cat, Joan Carles Calbet, que ha estimado en un 50% el desplome sufrido por las ventas de los establecimientos situados en el centro de Barcelona a causa de la pandemia del coronavirus.
El sector se ha visto muy penalizado por la escasa afluencia de turistas este año, también debido a la pandemia, pero también por el cambio de hábitos que ha traído consigo el largo periodo de reclusión y la posterior entrada en la nueva normalidad.
Adiós al ir de compras
En declaraciones a Efe, Calbet ha lamentado que “la experiencia de ir de compras se ha quedado en el aire”. Pese a que no se han registrado casos de contagios en comercios y centros comerciales, los clientes realizan ahora compras programadas y son los menos los que salen a pasear y a mirar tiendas, como tradicionalmente.
Los comerciantes también notan un impacto muy notable en el hecho de que un buen número de personas sigue trabajando desde sus domicilios, lo que reduce también las posibilidades de ventas. Así lo asegura Joaquim de Toca, portavoz de la asociación Barcelona Oberta, quien destaca que los comercios de los ejes turísticos de la ciudad basan buena parte de sus ventas tanto en los visitantes de la ciudad como en las personas que trabajan en las oficinas del entorno y aprovechaban algún momento libre para llevar a cabo compras.
Turismo escaso y teletrabajo
Pero ahora los turistas brillan por su ausencia en la Ciudad Condal y las oficinas están semivacías porque un buen número de trabajadores prosigue realizando sus tareas desde sus domicilios.
De Toca apunta que los establecimientos la asociación han vendido aproximadamente un 40% menos en la época de rebajas de lo que es habitual. Las esperanzas del sector tras el fin del estado de alarma y la reapertura de fronteras se han visto truncadas por los rebrotes y las sucesivas recomendaciones de los países a sus ciudadanos de que no visiten España.
Medidas ineficientes
Por su parte, Calbet ha lamentado que de las medidas puestas en marcha para tratar de ayudar al sector tan sólo ha sido realmente efectiva la aplicación de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). “El resto han sido mínimas y la mayoría de las empresas ni han podido acogerse”.
La reivindicación del sector pasa por un apoyo económico que provenga de los fondos europeos para evitar que, como apuntan las previsiones más pesimistas, un 30% de los comercios se vea obligado a echar el cierre definitivamente debido a esta situación.
Campaña de Navidad
Una vez constatado el descalabro en la época de rebajas, las esperanzas del sector se depositan en la campaña de Navidad, que esperan que pueda llevarse a cabo con una cierta normalidad.
De lo contrario, los efectos serán de proporciones incalculables tanto para el empleo como para el desarrollo de la actividad en la capital catalana.