Una apuesta clara, sin medias tintas, y consciente de que se trata de una situación excepcional. El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, ha reaccionado ante la petición de distintos empresarios, como el presidente de Hotusa, Amancio López, y defiende que el Estado pueda participar en empresas estratégicas con distintas fórmulas para evitar que inversores y fondos de riesgo puedan aprovecharse de la situación. Para ello existe un instrumento, la Sociedad Estatal de Participaciones Estatales (SEPI), que el Estado debería poder utilizar: “Hay que explorar esa vía, porque puede ser la solución para muchas empresas y no creo que debamos pensar en un 'no'”.
Sánchez Llibre lo señaló, sin titubear, en una conversación con el empresario Amancio López y el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, que no quiso entrar en una fórmula concreta. “Eso es una cuestión de los gobiernos nacionales, pero lo que sí puedo garantizar es que el BCE ya está comprando deuda y asegurando la liquidez también de muchas empresas. Y eso lo continuará haciendo”, dijo.
¿Qué es una empresa estratégica?
La ortodoxia ha quedado atrás. Y se dibuja una nueva situación en la que el tejido empresarial deberá obtener respuestas. Sánchez Llibre amplió el perímetro: “La cuestión sobre qué es estratégico dependerá de cada sector, porque el turismo es también estratégico, con grandes empresas que pueden quedar muy dañadas”, señaló. Para Amancio López, como señaló a Crónica Global, “lo que debería contar es el número de empleados”, es decir, el tamaño de esas empresas que pueden correr un serio riesgo.
¿Pero con qué formulas? En el caso de Alemania, la canciller Angela Merkel no lo ha dudado. Y el dinero público ha entrado en empresas como Lufthansa. El Estado participa en los consejos de administración y abandonará esa posición cuando la situación se pueda normalizar. El Estado no se queda ni se apropia de las empresas, pero entra y ayuda en momentos como este. Esa es la filosofía que se impone en Europa, justo cuando se ha llegado a un acuerdo para movilizar hasta 750.000 millones de euros que se buscarán en los mercados, con la garantía de los presupuestos de la Comisión Europea.
Préstamos y acciones
Amancio López no es partidario de la entrada de capital directo, sino de préstamos a “seis o siete años, porque si es para un periodo más corto no serviría de mucho, y que se puedan convertir, si no se pagan, en acciones de las empresas”. Es un modelo posible que contempla la SEPI, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, que depende del Ministerio de Hacienda.
La SEPI, como defiende Sánchez Llibre, puede utilizar tres fórmulas distintas: “A través de créditos participativos; de deuda subordinada o entrada de capital de forma directa”. Y en ese capítulo pueden entrar, o deberían, a juicio del presidente de Foment, empresas muy distintas, de sectores diferentes, con una idea flexible de lo que significa una compañía estratégica.
El Gobierno español no rehúye esa posibilidad. Y se trata ahora de que se vehiculen las distintas peticiones. Foment del Treball, junto con la CEOE, se ha enfrascado en un plan para “salvar las empresas” y elaborar planes estratégicos que puedan recibir los fondos europeos. Y en esa política, que ya ha dejado atrás apriorismos o recelos sobre la intervención del Estado, debe tener un papel central la “reindustrialización”, con empresas bandera como Seat, o algunas de las empresas más significativas del sector turístico, “que también es industria para un país como España”.