El debate económico incide en todos los sectores, con distintas recetas para minimizar, en lo posible, la debacle económica por la pandemia del Covid. Y el principal, que ya se plantea el Gobierno, es qué hacer con el sistema impositivo, de cara a una consolidación fiscal a medio y largo plazo. El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, ha pedido que no se suban impuestos, que sería contraproducente, en un debate sobre el sector turístico, que ha organizado el presidente de Hotusa, Amancio López, y con la participación del vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos. Se trata, y en eso han coincidido Sánchez Llibre y De Guindos, en “salvar en lo que se pueda a las empresas”, y, en esa labor, un incremento de impuestos sería “contraproducente”.
En esa línea se ha pronunciado también Amancio López, al insistir en que las medidas tomadas, como los ERTE, han sido positivas, aunque, a su juicio, se deberían alargar hasta marzo de 2021, y no solo, como se plantea, hasta diciembre de 2020, aunque se haya acordado, por ahora, que finalicen en septiembre. Lo que está en juego es “todo el tejido empresarial del sector turístico, que no ha tenido ingresos en todos estos meses”, añade López, partidario de reducir el IVA al IVA reducido del 7%, una medida que ha apoyado Sánchez Llibre.
Embrión de deuda común europea
El dato lo ha apuntado Luis de Guindos para valorar la dimensión de la crisis. En sólo dos meses y medio, entre marzo y mayo, la zona euro ha perdido “el crecimiento de los últimos 15 años”, teniendo en cuenta, en todo caso, que en ese lapso hubo una crisis profunda, a partir de 2008, de la que muchos países, como España, no salieron hasta 2014. Pero lo que ha querido señalar el vicepresidente del BCE es que las medidas paliativas han resultado eficaces, y se ha contenido, con los ERTE y la decidida labor del organismo europeo de compra masiva de deuda, una crisis mayúscula. Junto a esas medidas ha llegado el acuerdo del Consejo Europeo, con un fondo de 750.000 millones de euros, de los cuales 390.000 serán subvenciones y no créditos. “Se trata no de eurobonos, pero sí del embrión de una deuda común europea, que puede y debe servir para revitalizar la economía”, ha añadido De Guindos.
Pero, ¿cómo y con qué criterios y dirigido a qué sectores? El debate que se plantea es si esos recursos pueden servir para paliar una crisis y, al mismo tiempo, para reorientar el tejido productivo. Lo ha mencionado el moderador del debate –de forma telemática— el exdirector de La Vanguardia Màrius Carol. “En el caso del sector turístico se puede incidir en la transformación energética y en la rehabilitación de instalaciones”, ha asegurado De Guindos, mientras que Amancio López ha pedido que se diseñen “verdaderos clústers” que puedan enfocar el futuro del sector en España para que se mantenga el liderazgo. “La gente no dejará de viajar, no habrá un nuevo mundo completamente diferente tras la pandemia”, ha remachado el presidente de Hotusa, que ha insistido en prolongar los ERTE y en la reducción del IVA.
Economía sumergida
Pero en el debate aparecía de nuevo la misma consideración: ¿más o menos impuestos, al margen del dinero que se reciba de Europa –unos 140.000 millones? Y Sánchez Llibre ha reiterado la fórmula de Foment del Treball, que pasa por reducir la economía sumergida en un 50%, y si existe en España un 25% de economía sumergida se podría intentar reducirla, con una mayor atención por parte de Hacienda, hasta el 12% o 15%. Eso supondría “unos ingresos anuales de 40.000 millones de euros”, según Sánchez Libre, que también ha calculado las necesidades del sector turístico: “unos 30.000 millones”. Y con ello "se evitaría subir impuestos, que no puede ser la receta, porque perjudicaría a empresas y ciudadanos".
El problema debe transformarse en una “oportunidad”, a juicio del presidente de Foment, que se ha brindado en acompañar al sector para diseñar los mejores proyectos y así obtener la financiación de los fondos europeos. En eso también le ha acompañado De Guindos, al precisar que esa será la lucha entre todos los países europeos: poner en marcha proyectos sobre transición energética y transformación digital que capten el interés de Bruselas.